Tierra Santa: Iniciativa de la Custodia evidencia la fraternidad entre musulmanes y cristianos

JERUSALÉN, domingo, 22 octubre 2006 (ZENIT.org).- El encuentro que por segundo año consecutivo ha organizado, con los musulmanes de Jerusalén, el Custodio de Tierra Santa en colaboración con la Nunciatura Apostólica, ha evidenciado el buen entendimiento general que reina entre cristianos y musulmanes en el país.

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El Centro Notre-Dame de «la ciudad tres veces santa» fue la sede de esta reunión, convocada el martes con ocasión de la finalización del Ramadán, según difundió el miércoles el servicio informativo de la Custodia de Tierra Santa.

Fueron invitadas las autoridades musulmanas de la ciudad, el Gran Mufti, el jeque Muhammad Hussein, el juez presidente de la Corte Suprema, el jeque Tayseer At-Tamimi, y numerosos dignatarios religiosos y civiles. El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, tuvo que declinar la invitación y envió como su representante al Dr. Khafiq Al Husseini.

Aproximadamente 280 personas participaron en el encuentro, entre ellas el rector de la Universidad Al Qods, así como numerosos directivos, médicos, abogados, empresarios, cristianos y musulmanes, todos personalidades influyentes de Jerusalén. Junto a ellos, algunos hermanos menores (franciscanos).

Para la Custodia franciscana, la presencia de numerosos medios de comunicación locales y extranjeros es una muestra de la importancia que se dio al encuentro. «Los periodistas occidentales -apunta- tenían presente la polémica surgida a raíz de las palabras de Benedicto XVI [en Ratisbona, ndr.]», «pero ninguno de los oradores consideró oportuno referirse a ellas».

«Cuantos intervinieron, al contrario, insistieron en el buen entendimiento general que reina entre cristianos y musulmanes del país, acostumbrados a vivir juntos desde hace siglos, y que siguen soportando las mismas dificultades», describe la Custodia.

Invitado por el nuncio apostólico, monseñor Antonio Franco, este año acudió al encuentro el secretario del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso –el arzobispo Pier Luigi Celata–. Ambos, la víspera, acudieron a visitar al Gran Mufti de Jerusalén en el contexto del diálogo interreligioso.

Se hizo portavoz de todos estos sentimientos del encuentro el Custodio de Tierra Santa, el padre Pierbattista Pizzaballa, durante su discurso a los invitados. Sus palabras expresaron enorme satisfacción por esa «estrecha unión fraterna».

«Nosotros, que pertenecemos unos a otros a través de un excepcional sentido de fraternidad a diferentes niveles, somos hermanos en la humanidad al ser todos hijos de un Dios; somos hermanos en nuestra fe y pertenencia a esta Tierra Santa, somos hermanos en nuestra mutua responsabilidad hacia el desarrollo de cada habitante de esta preciosa tierra de Palestina», reconoció.

Igualmente «somos hermanos en la crisis y la calamidad porque todos vivimos la ansiedad de estos tiempos decisivos de nuestras vidas», añadió.

Y ante todos confesó los «dos hechos innegables» a los que siempre alude cuando se le pregunta sobre la naturaleza de las relaciones entre cristianos y musulmanes en Tierra Santa.

«En primer lugar –aclaró el padre Pizzaballa ante los presentes-, la relación predominante que existe entre nosotros se construye en la historia mutua», «grabada y mencionada en nuestro léxico humano y nacional».

Es «una historia -recalcó- escrita y autentificada por los vivos pensamientos, firmes voluntades y virtuosos corazones de nuestros antepasados y predecesores».

«Son los nobles de la nación, quienes construyeron esta tierra y sembraron las semillas de misericordia, esperanza y ternura. Ellos, quienes defendieron y apoyaron su existencia y unidad. Aquellos dignos antepasados que sacaron su fortaleza de su eminente fe en Dios, y de su perpetua misión de sostener y proteger esta Tierra Santa y a quienes viven en ella», prosiguió el padre Pizzaballa.

En segundo lugar, recalcó: «La relación actual entre nosotros nunca puede continuar si el espíritu de responsabilidad y participación no prevalece entre nosotros».

«Este espíritu une y complementa nuestros esfuerzos por preservar lo que nuestros antepasados construyeron y plantaron con dedicación»; de ahí que «tengamos que trabajar diligentemente para completar su misión dirigida a la construcción de un futuro mejor», añadió.

El padre Pizzaballa hizo público su deseo de que este encuentro de Ramadán llegue a convertirse en tradición en Jerusalén, y agradeció, en nombre de la Custodia y de Delegación Apostólica, a cada uno de los presentes por aceptar esta «humilde invitación» .

Igualmente mostró su gratitud al Santo Padre, Benedicto XVI, «por su maravilloso detalle» de enviar al arzobispo Celata para participar en esa «inolvidable ocasión».

«Queridos hermanos», «la relación entre nosotros está construida originalmente en la mutua comprensión, aprecio y respeto», sintetizó al final el Custodio de Tierra Santa.

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ZENIT Staff

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