Tierra Santa: Voluntarios católicos denuncian la falta de ayuda a Jenín

Se prohibió la entrada de las organizaciones humanitarias

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ROMA, 21 abril 2002 (ZENIT.org).- Un grupo de jóvenes católicos italianos se encontraban entre los pocos extranjeros que han podido colaborar en el rescate de vidas humanas en el campo de refugiados de Jenín (Cisjordania), convertido en un cúmulo de escombros tras el retiro del Ejército israelí hace cuatro días.

Con sus manos desnudas, los tres muchachos fueron testigos del rescate de un joven palestino de 20 años, que quedó sepultado bajo las ruinas de su casa durante nueve días. Este sábado se rescataron con vida en total tres personas, lo que dio algo de esperanza a los refugiados de encontrar otras personas vivas.

Los jóvenes voluntarios pertenecen a la asociación «Papa Juan XXIII», movimiento surgido en Italia para ayudar a las personas marginadas y promover la reconciliación.

Los voluntarios católicos han venido unos días a Israel y Cisjordania para compartir la vida de estos dos pueblos como gesto de paz. Se han unido a los refugiados del campamento de Jenín para desescombrar una superficie superior a la de un estadio de fútbol, gradas incluidas.

Tras visitar el campo durante tres horas, el subsecretario de Estado norteamericano para Oriente Próximo, William Burns, aseguraba este sábado frente a la escuela de la UNRWA (agencia especializada de la ONU para los refugiados palestinos), que «Estados Unidos va a hacer todo lo que sea necesario para ayudar, proporcionando asistencia de emergencia y equipamientos, dado que la situación es muy grave».

Sin embargo, no especificaba una fecha, lo que hace pensar que dicha ayuda se dedicará a la posterior reconstrucción, y no tanto a la emergencia que se vive en estos momentos.

Durante una breve entrevista con los periodistas, Burns añadía que «también pienso que es muy importante que se autorice el completo acceso a las agencias de ayuda humanitaria para que presten ayuda a aquella gente que la necesita desesperadamente», algo a lo que se opuso Israel en un primer momento y que después permitió, pero de manera dosificada, según confirmaron las ONGs que intentaron entrar en Nablús este viernes y que pasaron siete horas retenidas en el control militar de Tappuaj.

«No fue permitida la entrada de las organizaciones humanitarias, se ha excavando con las manos –cuentan los voluntarios católicos a la agencia misionera Misna–. Incluso cuando hay terremotos y calamidades naturales, se consiente la entrada a la Cruz Roja Internacional y a las organizaciones humanitarias, pero lamentablemente a los supervivientes de Jenín se les ha negado este privilegio».

El ministro de Asuntos Exteriores israelí, Simón Peres, anunció que su Gobierno está dispuesto a cooperar con la misión de clarificación que será enviada en breve por las Naciones Unidas, dado que siente que «Israel tiene las manos limpias».

No obstante, el Gobierno israelí vetó recientemente la iniciativa que quería desplegar en la zona la Alta Comisionada de derechos Humanos, Mary Robinson, lo que ha hecho que el perfil de dicha misión haya quedado diluido.

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ZENIT Staff

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