Toda diócesis debe responder al «derecho» de toda persona a una auténtica catequesis

Asegura el cardenal Castrillón, prefecto de la Congregación para el Clero

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CIUDAD DEL VATICANO, jueves, 29 julio 2004 (ZENIT.org).- Un exponente de la Santa Sede ha recordado que una catequesis coherente con la fe de la Iglesia es un «derecho» de todo fiel al que deben responder no sólo las parroquias sino también los movimientos en comunión con el obispo en cada diocesis.

El cardenal Darío Castrillón, prefecto de la Congregación para el Clero, al inaugurar la Conferencia Catequística Europea que organizó este dicasterio vaticano el 25 de junio pasado y cuya intervención ha sido publicada en su página web (www.clerus.org), constató el grito de ayuda que en tantos rincones del mundo lanza la gente para que conocer la fe en Cristo.

«Las parroquias y los nuevos movimientos eclesiales presentes en la Iglesia particular, serán verdaderas comunidades de fe si mantienen relaciones directas de catequesis con todos los fieles de aquella porción del Pueblo de Dios confiada al propio obispo, colaborando con él en plena sintonía», constató el purpurado colombiano.

«La catequesis no es simplemente una actividad más entre los muchos caminos recorridos por la diócesis en la evangelización, sino que representa una «obra de justicia» única y fundamental», añadió.

El cardenal pidió, por ello, que resuene siempre en el corazón y en la mente de cada sacerdote y catequista «la súplica que Pablo escuchó en la visión de Macedonia: «Ayúdanos»», según se lee en los Hechos de los Apóstoles (16, 10).

El desafío de la catequesis, afirmó por último, no puede ser enfrentado adecuadamente hoy si no se subraya el deber de anunciar la verdad en los «nuevos areopagos».

Estos son «el mundo de la política y de la economía, el mundo del arte en toda expresión pluriforme y noble, el mundo de la comunicación y de la investigación científica, el mundo de la informática»…, reconoció.

Se necesita, concluyó, utilizar «todos los medios honestos y congruos a disposición, para saldar esa fractura entre el Evangelio y la cultura que es generadora de graves daños en la sociedad civil y en la Iglesia».

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ZENIT Staff

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