Todo cristiano debe ser misionero, afirma Juan Pablo II

La misión es más válida que nunca, aclara

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CIUDAD DEL VATICANO, 5 junio 2001 (ZENIT.org).- Todo cristiano está llamado a ser misionero, es decir, a ver y anunciar el rostro de Jesús en el pobre, en el que sufre, en el que busca un sentido a la existencia. Este es, en síntesis, el mensaje que ha escrito Juan Pablo II con motivo de del Domingo Mundial de las Misiones (DOMUND) de este año.

El texto, que ha sido hecho público este martes por la agencia de la Santa Sede, Fides, prepara la jornada mundial misionera que tendrá lugar el 21 de octubre.

Misión y contemplación
Según el pontífice, el empuje misionero surge de «la contemplación del rostro del Señor» que «suscita en los discípulos la contemplación de los rostros de los hombres y de las mujeres de hoy», en especial de los «más pequeños», con quienes se identifica.

Esta contemplación por decir así mística, añade, permite al cristiano descubrir que «todo hombre busca a Dios», «a tientas», «empujado por una atracción interior de la que ni siquiera él conoce bien el origen».

Según la «Enciclopedia Mundial del Cristianismo» publicada recientemente por la Oxford University Press, actualmente sólo una de cada tres personas en el mundo conoce a Cristo (33% de la humanidad, el 17% es católico). En el año 2050, los cristianos, según esta fuente, deberían ser tres mil millones, es decir el 34,3% de la población mundial de ese entonces.

No es un asunto de «especialistas»
El anuncio de Cristo, por tanto, explica el mensaje del pontífice, no es algo reservado a unos pocos, a los que él mismo les llama «especialistas». Debe implicar «la responsabilidad de todos los miembros del Pueblo de Dios».

Pues, «quien ha encontrado verdaderamente a Cristo, no puede tenerlo sólo para sí, debe anunciarlo». Se trata de un anuncio, que como explica, el Papa no se impone, sino que se propone «con confianza»

«Se ha de dirigir a los adultos –añade–, a las familias, a los niños, sin esconder nunca las exigencias más radicales del mensaje evangélico, atendiendo a las exigencias de cada uno, por lo que se refiere a la sensibilidad y al lenguaje».

El rostro de Cristo reflejado en los pobres
A continuación, el pontífice deja lugar a una confidencia: la gran lección que ha sacado de sus viajes por todo el planeta durante estos casi 23 años de pontificado se sintetiza en esta experiencia: la misión «es hoy más válida que nunca».

«Conservo impreso en el corazón el rostro de la humanidad que he podido contemplar durante mis peregrinaciones –confiesa–: es el rostro de Cristo reflejado en el de los pobres y de los que sufren; el rostro de Cristo que se transparenta en cuantos viven como «ovejas sin pastor». Cada hombre y cada mujer tiene pleno derecho a que se les enseñen «muchas cosas»».

La urgente actualidad de la misión lleva al pontífice a hacer un reconocimiento público de los misioneros y misioneras «que han hecho de la misión la razón de su existencia», «hasta el derramamiento de la sangre».

El Domingo Mundial de las Misiones, instituido por el Papa Pío XI, celebra este año su aniversario número 75. Una coincidencia que, según el Papa Wojtyla, no sólo ofrece la oportunidad de renovar el espíritu misionero de todo cristianos, sino también de demostrar concretamente la solidaridad con las necesidades materiales de los misioneros.

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ZENIT Staff

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