WASHINGTON, miércoles, 18 abril 2007 (ZENIT.org).- «Hay muchas lágrimas, mucha tristeza», declaraba Teresa Volante, de la Capellanía católica de la Universidad Tecnológica de Virgina, mientras trataba de describir ayer 17 de abril cómo están reaccionando los estudiantes ante el asesinato por disparos de 33 universitarios y profesores de su campus el día anterior.
Y hay muchas oraciones también. Volante declaró al Catholic News Service que 150 estudiantes se ofrecieron improvisadamente para una misa y una velada de oración en el Centro Newman del campus, en la misma tarde del suceso.
«Un montón de estudiantes acudieron a la convocatoria de un servicio de oración ecuménico», afirmó la responsable de pastoral universitaria, refiriéndose a una reunión posterior celebrada en el Cassell Coliseum, el 17 de abril, y una vela de oración en Drillfield, un gran campo abierto en medio del campus.
Los días 16 y 17 de abril, algunos estudiantes se detuvieron en la capilla Newman para orar, mientras que otros fueron a la Capilla del campus. Otros rezaron ante un memorial hecho por los mismos estudiantes, escribieron mensajes, y encendieron velas
Volante informó que antes de la vigila de oración del 17 de abril se celebró una misa en la capilla Newman.
Relató que los residentes de la zona acudieron para ofrecer alimentos a los estudiantes y ayudarles en lo que pudieran, haciendo café, respondiendo a los teléfonos, hablando con los estudiantes. «Hubo un apoyo impresionante de la gente», dijo.
Numerosos sacerdotes de las parroquias vecinas acudieron para ayudar en la asistencia a los estudiantes y las familias de las víctimas, así como a los hospitales donde estaban los heridos.
Monseñor Francis X. DiLorenzo, obispo de Richmond, la diócesis a la que pertenece la Universidad, celebró una misa de funeral en su catedral el 17 de abril.
Monseñor DiLorenzo pidió a todos los diocesanos que asistan a las misas que se celebran esta semana y que lo transmitieran al mayor número de personas posible.
«Orar con los estudiantes, asistir a misa con ellos, poder rezar buscando un momento de sosiego» está dando a los universitarios el apoyo que necesitaban, explica Teresa Volante.
