Tráfico sexual: Una forma de esclavitud que perdura

Un fenómeno que llama la atención de la Iglesia y organizaciones

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ROMA, domingo, 5 de julio de 2009 (ZENIT.org).- El Vaticano y diversas organizaciones de religiosas han trabajado desde hace mucho y de forma activa por parar el tráfico de personas, y un reciente mensaje de apoyo enviado por Benedicto XVI a una conferencia sobre este tema que ha tenido lugar en Roma en junio reiteraba que ésta es una prioridad para la Iglesia.

El pontífice afirmaba que es importante promover «una conciencia renovada del valor inestimable de la vida y un compromiso cada vez más valiente por la defensa de los derechos humanos y la superación de todo tipo de abuso».

Este tema también se ha debatido en Inglaterra. Un comunicado publicado en junio por el Christian Institute explicaba que la ley de vigilancia del crimen del gobierno incluye cambios significativos en la ley respecto a la prostitución en Inglaterra y Gales. Los cambios están dirigidos especialmente contra el problema del tráfico sexual.

Según el comunicado, la propuesta, que todavía espera la votación del Parlamento, contempla que el cliente de servicios sexuales cometerá un delito si el sexo contratado lo es de una prostituta que ha sido sometida por la fuerza, el engaño o las amenazas.

El concepto de fuerza incluirá la coacción por medios psicológicos, que incluyen el aprovecharse de la vulnerabilidad de alguien. El Christian Institute afirmaba que sería un delito de responsabilidad, lo que significa que el cliente podría ser culpable sin importar si conocía o no que la prostituta estaba sometida por fuerza o si intentó descubrir esta situación o no.

El instituto observaba que es imposible saber con exactitud cuántas prostitutas trabajan en el Reino Unido; sin embargo, muchos elevan la cifra a cerca de 80.000. Entre las estimaciones, una del 2008 sugería que más de 18.000 mujeres, incluyendo chica de hasta 14 años, han sido objeto de tráfico con destino a los burdeles del Reino Unido.

Problema global

El 16 de junio, el departamento de estado de Estados Unidos publicaba su «Informe de Tráfico de Personas» para el 2009. En él se decía que el tráfico sexual abarca un parte importante de todo el tráfico de seres humanos.

Se dan diversos modos a través de los cuales se fuerza a las mujeres al comercio sexual, observaba el informe. Puede darse a través de la coacción, el engaño o la esclavitud de una deuda. Con demasiada frecuencia, se fuerza a mujeres y chicas a seguir en la prostitución por medio de una supuesta «deuda», en la que han incurrido por su traslado a un país occidental.

El informe citaba datos de UNICEF, según los cuales más de dos millones de niños son sometidos a prostitución en el mercado sexual mundial.

El departamento de estado observaba que el tráfico sexual tiene consecuencias devastadoras para los menores, incluyendo traumas físicos y psicológicos duraderos y enfermedad. También son comunes las infecciones por enfermedades sexuales, el consumo de drogas y el ostracismo social.

Crimen atroz

Un libro reciente, publicado a principios de este año, examinaba el tema del tráfico sexual de seres humanos desde un punto de vista económico. El libro es «Sex Trafficking: Inside the Business of Modern Slavery» (Tráfico Sexual: Dentro del Negocio de la Esclavitud Moderna) (Columbia University Press), de Siddharth Kara.

Kara fue banquero de inversiones antes de dejar de lado su carrera para implicarse en los esfuerzos por abolir la esclavitud humana.

Aunque desapasionado en su análisis económico del comercio de personas, Kara es claro en su juicio ético sobre el tema: «El tráfico sexual es un crimen atroz contra la humanidad», declaraba al comienzo de su libro.

Kara describía cómo la adquisición de esclavos sexuales se lleva a cabo de diversas formas. Algunos son engañados por falsas promesas, otros son vendidos por sus padres. La seducción es otro método, y algunos son reclutados por antiguos esclavos.

En algunos países, un falso ofrecimiento de matrimonio es una forma común de engañar a mujeres jóvenes que buscan la forma de lograr derechos legales y aceptación social. Los traficantes también se aprovechan de las multitudes confinadas en los campos de refugiados, para quienes cualquier oferta para escapara les parece una alternativa atractiva.

Kara presentaba testimonios, en ocasiones gráficos, de cómo el proceso de convertir a mujeres en esclavas sexuales implica métodos como la violación, la tortura, la humillación y el consumo de drogas. La intención es volver completamente sumisas a las mujeres, y hacerlas por tanto atractivas a los potenciales compradores.

La industria del tráfico sexual, concluye Kara, implica la violación sistemática, la tortura, el avasallamiento y el asesinato de millones de mujeres y niños, sea a través del homicidio, las enfermedades de transmisión sexual o las drogas.

Análisis económico

Kara calculaba que, al año, el número total de individuos con los que se trafica para explotación sexual comercial está entre los 500.000 y los 600.000. Admite que los números exactos son difíciles de establecer. El departamento de estado de Estados Unidos estima el número total de tráfico internacional de personas entre las 600.000 y las 800.000. Este número no incluye a los millones con los que se trafica a nivel interno.

En cuanto a los beneficios obtenidos de todas las formas de esclavitud humana, no sólo la sexual, Kara cita la cifra del departamento de estado norteamericano de 9.500 millones de dólares al año. La Organización Internacional del Trabajo estima que debe acercarse a los 31.700 millones de dólares.

Kara analiza algunas de las estadísticas y ha calculado que en el 2007 la venta de esclavos sexuales a propietarios de burdeles y a chulos generó unas ganancias de cerca de 1.000 millones de dólares, lo que representa aproximadamente unos 1.895 dólares por esclavo. Calculaba que, después de costes, estas ventas han generado aproximadamente unos 600 millones de dólares en beneficios.

A nivel global, estimaba que en el 2008 las ganancias totales generadas por todas las formas de tráfico de seres humanos alcanzaron no menos de 152.000 millones de dólares, con unos beneficios de 91.000 millones de dólares. La forma más rentable de tráfico es la relacionada con la industria sexual. Según Kara, aunque supone sólo el 4,2% de los esclavos del mundo, ha generado el 39% de los beneficios.

Los beneficios generados de esta actividad han atraído a las organizaciones criminales tanto a nivel local como internacional, explicaba. Las mafias internacionales que operan en África, Asia y el Este de Europa colaboran con las organizaciones criminales nacionales y locales para aprovechar los territorios en la explotación de las víctimas.

Cómo podemos explicar un comercio así de vidas humanas, pregunta Kara. Por el lado de la oferta, podemos considerar factores que van desde la pobreza, la anarquía y los conflictos militares hasta los problemas económicos. Además, la transición después de 1989 y la extensión de la integración global también han jugado un papel a la hora de facilitar el tráfico de personas.

Por el lado de la demanda, Kara precisaba que la mayoría de los varones no está de acuerdo con las vulgaridades asociadas con el comercio del sexo. Pero los bajos precios del sexo comercial debido a una mayor oferta ha aumentado las ganancias: «La esclavitud sexual es la versión de máximo beneficio de la prostitución», argumentaba.

Prójimos

El documento «Gaudium et Spes» del Concilio Vaticano II mencionaba el problema del tráfico de seres humanos. Los padres conciliares invocaban nuestra obligación de ser prójimos de toda persona y animaba a ayudar a quieres están abandonados o sufriendo.

Abusos como los de la esclavitud humana y la prostitución eran descritos como una violación de la persona humana. Tratar a los seres humano
s como «mero instrumento de lucro, sin respeto a la libertad y a la responsabilidad de la persona humana» es una infamia, declaraban, y envenena a la sociedad humana (No. 28).

Más recientemente, Mons. Agostino Marchetto, secretario del Pontificio Consejo para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes, hablaba en un forum reunido en Viena en febrero del 2008 sobre el tema del tráfico de seres humanos.

No existen soluciones fáciles, admitía. Trata estos abusos de los derechos humanos requiere un acercamiento que no sólo tenga en cuenta el mejor interés de las víctimas, sino también el castigo de quienes se benefician de esto.

También recomendaba la introducción de medidas preventivas como la concienciación pública del problema. Además, es necesario tratar con las causas de raíz de este fenómeno, incluyendo los factores económicos implicados, concluía. Asuntos no sencillos, pero una respuesta acertada afectaría positivamente a millons de vidas que actualmente cuelgan en el vacío.

Por el padre John Flynn, L. C., traducción de Justo Amado 

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ZENIT Staff

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