Tras Camp David, cobra peso la propuesta del Vaticano para Jerusalén

Conclusiones de la visita a Roma de Madeleine Albright

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CIUDAD DEL VATICANO, 9 agosto (ZENIT.org).- El pasado 1 de agosto, la secretaria de Estado norteamericana, Madeleine Albright, visitó el Vaticano para encontrarse con el arzobispo Jean-Louis Tauran, secretario de la Santa Sede para las relaciones con los Estados.

Un encuentro que ella misma definió como un «intercambio de opiniones» con el arzobispo conocido como el «ministro» de Asuntos Exteriores de la Santa Sede sobre el estado de las negociaciones de paz entre palestinos e israelíes y particularmente sobre el futuro de Jerusalén.

Según confirmó el vicedirector de la Santa Sede, el padre Ciro Benedettini, «la señora Albright quiso informar a la Santa Sede sobre la reciente cumbre de Camp David y sobre la situación general del proceso de paz en Oriente Medio. Por su parte, monseñor Tauran ha confirmado la conocida posición de la Santa Sede sobre las condiciones necesarias para una paz justa y duradera en aquella parte del mundo, es decir: prioridad al diálogo, respeto de las decisiones internacionales, en particular de las resoluciones de la ONU, y necesidad de un estatuto especial internacionalmente garantizado para los lugares santos de las tres religiones monoteístas».

En el Vaticano, se puede percibir satisfacción por los resultados del encuentro y optimismo ante la hipótesis de que la posición de la Santa Sede sobre Jerusalén se haya comprendido mejor, ganando crédito de cara al futuro de las negociaciones. Así lo ha expresado el mismo monseñor Tauran en declaraciones concedidas a los micrófonos de «Radio Vaticano»: «El hecho de que la secretaria de Estado norteamericana, la señora Albright, haya querido venir al Vaticano para escuchar de nuevo cuál es la auténtica posición de la Santa Sede sobre la cuestión de los lugares santos de Jerusalén, representa ya de por sí el reconocimiento del interés de los papas y de la Santa Sede por Tierra Santa –explica el arzobispo francés–. Me parece que implica también el reconocimiento de la comunidad internacional de una potencia moral, como es la Santa Sede, que se esfuerza por ayudar a los responsables políticos a asumir sus propias responsabilidades».

«Durante nuestra conversación –continúa explicando el «ministro» de Asuntos Exteriores del Vaticano–, la señora Albright me ha puesto al día en detalle sobre los resultados de las negociaciones de Camp David, en las que –como ella misma ha confirmado– no todo ha sido negativo. La señora Albright ha querido escuchar de nuevo la opinión de la Santa Sede sobre la cuestión de un estatuto especial que dé garantías internacionales a los lugares santos. Pude precisar bien nuestra posición pues, como leía en un periódico, muchos piensan que la Santa Sede pide la internacionalización de la ciudad de Jerusalén, y eso es completamente falso. Lo que pedimos es que los santuarios de las tres religiones puedan conservar en el futuro su carácter único y sagrado, gracias a las garantías internacionales, de manera que en el porvenir ninguna de las partes pueda reivindicar para sí misma el control exclusivo de estas partes sagradas de la ciudad. En pocas palabras, este es el objetivo de la fórmula que trata de promover la Santa Sede y tengo la impresión de que, tras Camp David, esta idea avanza y nuestra posición es considerada como una solución válida».

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ZENIT Staff

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