Tras el fracaso en Irlanda, Europa debe volver a encontrar sus raíces

Monseñor Giordano reflexiona sobre el “no” al Tratado de Lisboa

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ESTRASBURGO, lunes, 16 junio 2008 (ZENIT.org).- Ante la crisis abierta por el «no» de Irlanda a ratificar el Tratado de Lisboa, Europa debe volver a encontrar sus raíces y el fundamento de sus valores y su identidad, afirma monseñor Aldo Giordano, Observador Permanente de la Santa Sede ante el Consejo de Europa.

En una entrevista concedida este domingo a «Radio Vaticano», monseñor Giordano comentó, sobre el resultado del referendum irlandés, que «son los políticos quienes deben juzgarlo», aunque «ciertamente, se trata de avisos que los responsables de la Constitución Europea deben tener en cuenta».

El prelado precisó que, si bien la Iglesia está interesada en el proyecto político de la Unión Europea en la medida en que contribuya a «una mayor estabilidad y unidad de Europa, para contribuir mejor también al resto del mundo», el interés se centra «en la ‘gran Europa’ y no sólo en las naciones de la Unión Europea. Estamos interesados en la Europa de la historia, de la cultura, a esa Europa que hoy sabe confrontarse con el mundo».

«Europa debe reencontrar sus raíces, el fundamento de sus valores», añadió el prelado. «Europa tiene necesidad de un ideal. Pero este ideal debe ser fundado».

«Hoy no basta una retórica vacía de los valores. No podemos decir que Europa trabaja por la dignidad humana, sino que se trata de ver qué significa en concreto la dignidad humana, dónde se fundamenta y qué proyectos concretos podemos perseguir para defender esta dignidad. De lo contrario, existe el riesgo de que acaben siendo palabras vacías».

Monseñor Giordano cree que la voz de la Iglesia en cuanto a temas morales «es escuchada» por los políticos europeos, y que cuanto más estén unidos los cristianos en sus propuestas, tanto mas se escuchará su voz.

«Sobre estos grandes temas éticos, desde la cuestión de la vida humana (desde su nacimiento hasta su final), la familia, pero también temas morales como la justicia, la paz y el medio ambiente, yo noto que la voz de la Iglesia es muy atendida por parte de la política. Naturalmente, no hay solo atención, sino que hay también una dimensión crítica».

Para que esta voz sea escuchada, monseñor Giordano cree que la clave está en el diálogo ecuménico e interreligioso.

«Las Iglesias deben encontrar un consenso entre ellas y aportar una contribución común. Pero existe también la cuestión interreligiosa, porque en Europa existe un pluralismo religioso, y debemos conseguir presentar propuestas o dar visiones compartidas también a nivel de religiones».

«Creo que cuanto más estemos unidos como cristianos y como hombres de religión, tanto más estará atenta la política a estas cuestiones éticas», añade.

A pesar de que existen voces críticas a todo lo que diga la Iglesia, monseñor Giordano cree que son «minoritarias». «Si somos capaces de hacer propuestas serias y maduras… si conseguimos ofrecer lo auténtico de las religiones y lo más auténtico del cristianismo, creo que entonces se le dará espacio. Por parte de los gestores de lo público, sería una arrogancia pensar que pueden responder por sí mismos a las enormes cuestiones como el sentido de la vida, de la convivencia o de la paz».

Por otro lado, afirma monseñor Giordano, Europa «debe tomar en serio los desafíos de la humanidad». «Queremos no una Europa que intenta convertirse en una fortaleza, que se mira solo a sí misma, sino una Europa que reencuentra su identidad, su vocación, porque sólo así puede responder a los grandes desafíos del mundo».

«Creo que si estuviera claro que Europa se preocupa por el tema del hambre, del ambiente, de la paz, sería ciertamente una Europa a la que seguirían los pueblos, los jóvenes, y por la cual merece la pena ser protagonistas».

Por Inmaculada Álvarez

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ZENIT Staff

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