Tres elementos unen a los movimientos cristianos de las diferentes confesiones

Según el representante evangélico, Thomas Römer

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ROMA, jueves, 22 abril 2004 (ZENIT.org).- ¿Cuál es el elemento que une a los movimientos, comunidades y asociaciones cristianos que se encontrarán por primera vez el 8 de mayo en Sttutgart?

Hay tres elementos comunes, respondió este jueves Thomas Römer, alemán, representante de Young Men’s Christian Association (YMCA), una de las asociaciones evangélicas más importantes, en la rueda de prensa de presentación del encuentro Juntos por Europa, que reunirá a representantes de 150 movimientos católicos, evangélico-luteranos, ortodoxos y anglicanos.

En primer lugar, está «el amor por el Evangelio de Jesucristo», afirmó Römer, en un encuentro en el que participó Andrea Riccardi, fundador de la Comunidad de San Egidio, y Gabriella Fallacara, en representación de Chiara Lubich, fundadora del Movimiento de los Focolares.

«Hemos experimentado la fuerza del Evangelio que cambia la vida –añadió—. En el centro del Evangelio está Jesucristo, que murió y resucitó. Y su presencia entre nosotros es el motivo más profundo de nuestra comunión».

En segundo lugar, indicó, «esta experiencia del Evangelio en los últimos años ha suscitado muchas experiencias comunes. Estas comunidades que han surgido buscan cosas comunes: a partir de la fe, se comprometen por los demás».

En tercer lugar, estas nuevas realidades son conscientes de que «el amor por Dios une a todos los hombres. Dios ama a todos los hombres y queremos expresar el amor de Dios a todos los hombres. El amor crea una pluralidad de obras: algunos se comprometen a favor de los jóvenes, otros a favor de los pobres, o a favor de los detenidos, de la reconciliación en las parejas o de las familias».

«De hecho, el compromiso por la familia es algo que une a muchos movimientos», constató.

«Desde 1969, todos los años representantes de los movimientos evangélicos se encuentran. Por el momento son unos ochenta –reveló Römer–. Se trata de monasterios, comunidades, grupos evangélicos. Estos encuentros anuales son un patrimonio precioso para nuestro encuentro de Sttutgart».

«En la narración del Nacimiento de Jesús, se proclama «gloria a Dios en el Cielo y paz en la tierra a los hombres». Se da una nexo entre la gloria de Dios y la paz en la tierra. Porque queremos dar gloria a Dios queremos la paz; porque queremos la paz damos gloria a Dios. Juntos queremos dar gloria a Dios y servir a la humanidad en nombre de Jesús. Este es el objetivo de Sttutgart», concluyó.

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ZENIT Staff

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