Trescientos voluntarios occidentales llevan al Congo una bocanada de paz

Se abre una rendija de esperanza en la guerra de los Grandes Lagos

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ROMA, 27 feb 2001 (ZENIT.org).- Trescientos voluntarios occidentales se encuentran de camino hacia la República Democrática del Congo para ofrecer con su presencia un testimonio a favor de la paz en un país ensangrentado por la guerra civil. La Iglesia local, promotora de la iniciativa, se ha encargado de darles una acogida «africana».

Buena parte de ellos son italianos y franceses, aunque proceden de casi todos los países de Europa. La mayoría proceden de organizaciones no gubernamentales de orientación católica, como «Felices los Constructores de Paz», «Operación Paloma» y «Llamada de Africa».

El viaje de solidaridad tiene como objetivo principal Butembo, en Kivu, la región de la República Democrática del Congo en donde la guerra de los Grandes Lagos africanos es más salvaje. Tras llegar a Kampala, se encuentran realizando un largo recorrido por carretera, pasando a pie la frontera entre Uganda y la República del Congo, y siguiendo luego hacia Butembo, con medios puestos a su disposición por la población local. Todo ello, con el objetivo de caminar al lado de las víctimas de la guerra.

En su mayoría los voluntarios partieron el 24 de febrero y regresarán a sus casas el 4 de marzo. En el grupo de los italianos, los más numerosos, cuyo avión salió de Milán, hay estudiantes, empleados, médicos y jubilados. La más joven es una chica de 18 años. El mayor, un jubilado de 74. En Uganda se han encontrado con los demás europeos.

«¡Lo han logrado! A pesar de las dificultades y del obstruccionismo de las autoridades locales. No van a
Bukavu como se pensó en primer lugar, justamente por las dificultades, sino a Butembo, más al norte, en la misma región del Kivu. Es la primera vez que los habitantes de aquella zona ven a tantos blancos juntos», ha declarado el obispo de Butembo, monseñor Paluku Sikuli, al saber que habían llegado a Kampala.

Lisa Clark, de la organización «Felices los Constructores de la Paz», llegó antes a Africa, para preparar la acogida de los demás voluntarios. Por eso, conoce ya muy bien la situación. En declaraciones a los micrófonos de «Radio Vaticano» explica: «Hay un clima estupendo de optimismo y esperanza, que es muy diverso respecto a los meses
pasados. Hay personas que dicen: «Se ha abierto una pequeña rendija en favor de una paz verdadera y ahora tenemos que hacer todo el esfuerzo, debemos emplear todas nuestras energías para que esta rendija no se vuelva a cerrar, como ha sucedido muchas otras veces»».

Todas las confesiones religiosas de la ciudad de Butembo, cuando lleguen los voluntarios, ofrecerán cada una su aportación a la oración conjunta por la paz. En esta iniciativa por la paz se han implicado también a las comunidades cristianas que no se reconocen en a Unión de Iglesias protestantes como los «kimbanguistas», que son una forma sincrética congoleña, y también la pequeña comunidad musulmana que en general se mantiene muy al margen de la
sociedad cristiana.

Las noticias sobre el frente de guerra se han hecho algo más optimistas en los últimos días. Tras el plan de retirada de las tropas extranjeras, propuesto por la ONU, que tiene una primera etapa parcial hasta el 15 de marzo, las partes beligerantes deben presentar el 15 de mayo un proyecto preciso y un calendario para la retirada completa.

Mientras tanto, el nuevo presidente congoleño, Joseph Kabila, debería comenzar negociaciones con la oposición. Dos de los países implicados en el conflicto de los Grandes Lagos, Ruanda y Uganda, han anunciado el retiro de sus tropas del Congo.

De todos modos, el padre Valerio Shango, delegado en Italia de la Conferencia Episcopal del Congo, ha informado a «Radio Vaticano» que de todos modos en la última semana la violencia ha seguido cobrándose vidas humanas. La situación es explosiva en Kivu Sur, donde han muerto al menos once personas a manos de los guerrilleros procedentes de Burundi y las milicias hutu-ruandesas. Pero no faltan, indica el sacerdote, motivos de esperanza, tras el anuncio de retirada de los dos países que intervenían en el conflicto.

«Es un gesto que la comunidad internacional esperaba desde hacía tanto tiempo –indica el sacerdote–. Lo esperaban, sobre todo, los mismos congoleños, que son víctimas de la presencia de este Ejército en su territorio soberano».

La Comunidad de San Egidio, movimiento eclesial surgido en Roma en 1968, ha sido contactado por algunos de las partes para que pueda ofrecer su mediación. Sin embargo, su tarea no es facilitada por todos.

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ZENIT Staff

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