Turquía: cristianos y musulmanes aguardan la reapertura de la Gruta de San Pedro

Iglesia rupestre cerrada por las autoridades por desprendimientos

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ANTIOQUÍA (ANTAKYA) , martes, 11 marzo 2007 (ZENIT.org).- Apreciada por cristianos y musulmanes de Turquía, y considerada la primera iglesia de la región, la Gruta de San Pedro está cerrada desde el pasado 1 de marzo por riesgo de desprendimientos.

Profundo conocedor de la historia del país y de los lugares ligados a los primeros tiempos de la Iglesia, el padre Egidio Picucci confirma, en L’Osservatore Romano –edición diaria italiana del 9 de marzo de 2008–, la decisión de las autoridades turcas de cerrar el lugar sacro, una cavidad natural en la cara occidental del monte Stauris, que domina Antioquía.

Después de la caída de algunas rocas, «la posibilidad de que ulteriores desprendimientos puedan constituir un serio peligro para la seguridad de los visitantes, ha llevado a la dirección del museo (para el gobierno turco la Gruta de San Pedro es sólo un museo) a adoptar esta medida», escribe el capuchino.

Apunta que la propia dirección ha confiado las labores de contención de la roca a una firma especializada de Adan; también que el padre Domenico Bertogli –párroco de la pequeña comunidad católica local– advierte de que un simple trabajo de frenada de caída de peñascos puede no bastar.

«Por ahora se desconoce la fecha de reapertura de la Gruta de San Pedro», que recibe la vista de miles de peregrinos al año, precisa el padre Picucci.

En este lugar natural, según una antiquísima tradición, el Apóstol reunió a la primera comunidad de discípulos, que en Antioquía fue, ciertamente, donde fueron llamados cristianos. 

«Llena de antiguos símbolos cristianos, la Gruta de San Pedro es un lugar querido para todos los habitantes de Antioquía, incluidos los de religión musulmana, que el día de la fiesta de san Pedro acuden allí a tomar el pan bendito y a beber el agua», la cual se considera «»milagrosa» y los habitantes la llevan también a los enfermos», explica el padre Picucci.

Pero esta iglesia rupestre «es especialmente querida para las comunidades cristianas ortodoxas y católicas» –recuerda–, que celebran siempre juntas la Navidad y la Pascua.

El inicio de la devoción

El parecer de algunos frailes menores (franciscanos) de Tierra Santa, que han visitado recientemente la localidad turca –el padre Michele Piccirillo, el padre Carmelo y el padre Pasquale Castellana– «ha redimensionado un poco la tradición que afirma el uso de la Gruta de San Pedro por parte de los cristianos del siglo I». «El inicio de la devoción se trasladaría a finales del siglo IV», observa el padre Picucci en el diario de la Santa Sede, haciéndose eco de los tres expertos arqueólogos citados.

Estos excluyen toda duda «sobre la certeza de cuanto los antiguos nos han dejado en la roca respecto a sus creencias». «Los símbolos que se ven confirman el itinerario de la historia religiosa», confirman los tres.

«Cuanto existe de bueno en los sentimientos de las poblaciones antiguas, nuestros padres lo valoraron adoptándolo en lo que era lejano de la idolatría. ¿El lugar era santo? Entonces podían elegirlo para sus reuniones religiosas», prosiguen.

«Repetimos que los símbolos no proceden de la casualidad ni de la naturaleza, ni de la arbitrariedad del simple gusto de trazarlos. Son expresión de religiosidad –puntualizan–. Por lo tanto los primeros cristianos los adoptaron como expresiones del sentimiento religioso de sus padres».

«Naturalmente al adopción tuvo que ocurrir cuando fue posible, esto es, cuando la mayoría de la población (en nuestro caso los cristianos de Antioquía) podía hacerlo fácilmente; y por esto tuvieron que esperar que el tiempo madurara las circunstancias sociales», razonan.

«Se podría pensar a finales del siglo IV –estiman–, cuando el emperador Teodosio el Grande confirmó los edictos ya proclamados por Constantino, Constancio y Joviano. Antes no lo creemos posible. Y es que se tenía que esperar a que la mayoría fuera cristiana, para que el paso del lugar de pagano a cristiano no provocara tumultos entre la población antioquena, sino que fuera pacífico. Y esto podría haber ocurrido sólo en el período de Teodosio el Grande, o sea, después del año 380».

Las aclaraciones de los tres expertos «ayudan a trazar mejor el origen cristiano de la venerada iglesia rupestre que se sigue llamando «la primera catedral del mundo», dado que san Pedro habría presidido allí la Eucaristía igual que se hace hoy, tanto por los cristianos antioquenos como por los que llegan de toda parte del mundo», concluye el padre Picucci.

Por Marta Lago

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ZENIT Staff

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