ANKARA, 13 enero 2003 (ZENIT.org – Avvenire).- Por haber bautizado a un joven de 26 años en Turquía, un fraile capuchino italiano ha sido puesto bajo investigación por las autoridades del país, quienes incluso le han retirado el pasaporte, impidiéndole el regreso a Italia.
Es lo que le ha sucedido al padre Roberto Ferrari, de 70 años de edad, misionero en Turquía desde hace 45. Allí, los capuchinos dirigen varias casas y misiones, entre ellas las de Estambul.
«En la misión de Iskenderun, en la frontera con Siria, el padre Roberto bautizó a un joven de 26 años que insistentemente había pedido que se le administrara el sacramento, tras una adecuada preparación», relató el padre Mario Cappucci, de la misma Orden.
«Sin embargo, el joven denunció después al misionero ante las autoridades turcas, quienes le han retirado el pasaporte y le han puesto bajo investigación», confirmó el padre Cappucci, de 67 años, capellán del hospital de Santa Maria Nuova, en Reggio Emilia (Italia) y originario de Quara, un pueblo de la región, el mismo donde nació el padre Roberto Ferrari.
Buen conocedor y amante de Turquía, el padre Cappucci se mostró sorprendido por este hecho: «He estado en ese país entre 30 y 40 veces, tanto para dirigir peregrinaciones como para visitar nuestras casas. Tengo buenas relaciones con los guías y con distintas autoridades. Nunca me habría esperado un suceso como éste.
«Ciertamente ..añadió– la situación en Turquía es compleja, pero este grave hecho es preocupante».
En efecto, aunque la ley constitucional garantiza la libertad religiosa, existen fuertes presiones sociales contra la conversión del Islam –religión principal en Turquía– al cristianismo. En algunas regiones las autoridades locales respaldan las persecuciones de las comunidades cristianas, especialmente la caldea.
«¿Por qué Turquía se declara Estado laico y pone bajo investigación a un fraile que bautiza a un musulmán convertido? ¿Por qué los religiosos no pueden llevar hábito?», se pregunta el padre Cappucci.
