Última entrevista de Su Beatitud Sabbah como patriarca latino en funciones de Jerusalén

«El obstáculo a la paz es el miedo a la paz»

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JERUSALÉN, jueves, 20 marzo 2008 (ZENIT.org).- El miedo a la paz, la necesidad del diálogo para acabar con el conflicto en Oriente Medio, su misión como obispo… Estos son algunos de los temas centrales de la entrevista que ha concedido Su Beatitud Michel Sabbah al concluir sus funciones como patriarca latino de Jerusalén.

El prelado, nombrado para este cargo hace 20 años por Juan Pablo II, está siendo sustituido al cumplir los 75 años por el hasta ahora obispo coadjutor del Patriarcado, el arzobispo Fouad Twal, nacido hace 67 años en Mádaba (Jordania).

Monseñor Sabbah hace en esta entrevista, distribuida a través de la Custodia de Tierra Santa, un balance de la situación y revela sus planes para el futuro.

–¿Cuál es su mensaje a los palestinos e israelíes en esta vigilia de Pascua?

–Monseñor Sabbah: La Pascua, como cristiano, es la fiesta de la Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo y esto quiere decir la victoria sobre la muerte y sobre toda forma de mal. Ahora, aquí, en este país que es el país de la Resurrección, que es la tierra de Dios, que es Tierra Santa, nosotros siempre estamos en el corazón de un conflicto y en una situación de muerte y de odio. Nuestro mensaje a los palestinos e israelíes es éste: «Habéis caminado hasta hoy, y casi durante cien años, en la violencia y a pesar de esto, después de cien años, no habéis llegado ni a la paz ni a la seguridad. Por tanto, cambiad vuestro camino, probad otros medios que vosotros mismos conocéis: intercambio, diálogo, comprensión y necesidad del otro, ponerse en lugar del otro para poder llegar a un acuerdo donde se pueda encontrar y dar lo que se debe a cada una de las partes».

Los israelíes quieren la seguridad y la paz; los palestinos su respectiva seguridad, y la paz. Y todos son capaces de llegar a ello. Hay mucha oposición por motivos ideológicos, razones políticas, a causa del miedo a la paz. Creo que el principal obstáculo a la paz es el miedo a la paz.

En Israel la paz es un riesgo que los israelíes creen prematuro adoptar. Es un riesgo que les expondría a permitir a los palestinos ser más fuertes y poder desarrollar sus medios de resistencia y violencia. Por eso, los israelíes tienen miedo de la paz. Mi consejo es no tener miedo. El miedo no permite ni a la persona ni al pueblo vivir plenamente la vida. Hay que correr el riesgo de la paz, simplemente. Y éste es el único medio para obtener una verdadera y total seguridad. Los poderes políticos tienen una alternativa: o la paz, y así tendrán seguridad; o nada de paz, con el extremismo creciendo y la inseguridad aumentando. A ellos les toca elegir. Y deberían elegir la paz. Ahora bien, elegir la paz puede ser un riesgo para la vida personal del dignatario político que firme el acuerdo de paz. Pero si el responsable político está ahí para servir a su pueblo y no para conservar el poder, debe aceptar el riesgo de dar su vida por su pueblo.

–Como primer patriarca latino palestino en siglos, ¿tiene una lectura distinta de lo que está ocurriendo en la región?

–Monseñor Sabbah: Tengo sólo la lectura de los hechos que se suceden. Están los israelíes con sus exigencias, y los palestinos con las suyas. Para mí, en los dos casos, se trata de personas humanas, iguales en dignidad, en derechos y en deberes. Como palestino, como cristiano, cada uno debe tener aquello a lo que tiene derecho: Israel su Estado reconocido, su seguridad, su paz, sin más necesidad de tener soldados y reservistas que maten ni mueran. Para los palestinos es la misma cosa. Se trata de caminar hacia la paz, para acabar con todo aquello que son las milicias, las armas irregulares, todo tipo de violencia por su parte.

–En el momento en que concluye su larga carrera como Patriarca latino, ¿es posible la esperanza de la paz?

–Monseñor Sabbah: Hay que tener siempre esperanza, porque nosotros creemos en Dios, y aquí en este país, en todo el Oriente Medio, todos son, sobre todo, religiosos y creyentes, aunque no todos sean practicantes. El judío es primero judío y luego israelí, el palestino es primero musulmán y luego palestino, el cristiano es primero cristiano y luego palestino. Creemos en Dios. Esperamos porque creemos que Dios es bueno, que vela por nosotros, que es nuestra Providencia.

–Usted dice que se necesita valor para llegar a la paz. ¿Son los israelíes quienes deben tener más valor?

–Monseñor Sabbah: Son los dos, pero las mayores decisiones están en manos de los israelíes. Si los israelíes dijesen: «Nosotros estamos dispuestos a llegar a la paz», la paz se alcanzaría. Los palestinos están dispuestos. Los estados, el mundo árabe está dispuesto a normalizar todas las relaciones con el Estado de Israel. Los palestinos han elegido ya la paz. Todos sus esfuerzos se dirigen en este sentido. Israel todavía no ha decidido. Hay mucha oposición a esta decisión.

–¿Existe voluntad política en Israel de llegar a la paz?

–Monseñor Sabbah: No existe. Todavía no. Los israelíes tienen miedo a la paz, para ellos es un riesgo. Sería como lanzarse a lo desconocido, y esto podría hacer aumentar para ellos la inseguridad. Yo creo que el único futuro para Israel se encuentra en la paz. La violencia es una amenaza permanente para su propia seguridad y, por consiguiente, para su propia existencia. La demografía palestina crece. El 20% de los árabes israelíes con plenos derechos de ciudadanía son palestinos. Un día ese 20% de palestinos se transformará en el 40%, el 50%, y el carácter hebreo del Estado desaparecerá, y será Israel quien desaparecerá como Estado Hebreo. Les toca a ellos tomar una decisión, y su salvación está en la paz. El riesgo de su muerte y de su inseguridad no se encuentra en la paz sino en la continuación de esta situación de guerra.

–¿Opina usted que el proceso de Annápolis no ofrece realmente esperanza a la paz?

–Monseñor Sabbah: La ofrece, simplemente, pero se necesita acogerla, aceptarla. Los Estados Unidos la quieren. El Presidente Bush está decidido. Hay que preguntar a Israel si ha decidido. Los palestinos están preparados.

–¿Cuando usted se ha encontrado, antes de Navidad, con el Señor Olmert, ha tenido la impresión de que tuviese esa voluntad política?

–Monseñor Sabbah: El Señor Olmert tiene una verdadera voluntad política. Está decidido a alcanzar la paz, pero como ha dicho, encuentra obstáculos. A él le toca convencer a su oposición, y después tendremos la paz.

–¿Cuáles son estos obstáculos?

–Monseñor Sabbah: La extrema derecha, los extremistas religiosos, el partido religioso que defiende que toda la tierra debe ser israelí y que ningún palmo de esta tierra se debe entregar a los palestinos. Y los religiosos tienen poder político, tienen escaños en el Parlamento. Esta es la oposición con la que el Señor Olmert debe tratar.

–Usted ha dicho que el mundo árabe está preparado para normalizar sus relaciones con Israel. Pero no podemos ignorar -e Israel no lo puede ignorar- que Hamas sigue rechazando el reconocimiento de Israel. Por otro lado, el islamismo crece en los países árabes.

–Monseñor Sabbah: Hamas existe. Hizbulá existe. Son una amenaza. Pero lo que hace existir a Hamas y hace que aumente es esta situación de guerra en la que hay injusticias, hay pobreza y miseria, y mientras esta situación exista siempre existirá Hamas con sus declaraciones y su voluntad de acabar con Israel. Pero con una paz seria, definitiva, Hamas y Hizbulá desaparecerían porque su influencia disminuiría y desaparecería. Siempre habrá extremistas en el lado palestino, como también en el israelí, pero estos grupos serán reducidos a una minoría sin influencia en el futuro del país. Si se llega a la paz, los extremistas disminuirán y la gente
no necesitará más de ellos.

–¿Cree que Israel debe hablar con Hamas? ¿El diálogo con Hamas se debería considerar tanto por Israel como por parte de los Estados Unidos y la Unión Europea?

–Monseñor Sabbah: Israel, la Unión Europea, la comunidad internacional deben hablar con la Autoridad Palestina y aceptar que la Autoridad Palestina se reconcilie con Hamas. Pero, apenas Hamas entró en el gobierno palestino, la comunidad internacional boicoteó todo aquello que era palestino. Se trata de reconocer a la Autoridad Palestina la posibilidad de reanudar una alianza, porque la paz no se puede hacer sólo con una parte del pueblo palestino. Hay más de un millón y medio de personas en Gaza. Hay que tenerlo en cuenta. Por tanto, es preciso que los dos grupos se reúnan, formen una única realidad palestina, que representen unidos la voluntad palestina para que la comunidad internacional y el mismo Israel puedan llegar a un acuerdo de paz. Pero mientras, Hamas, apenas entró en el gobierno, está siendo boicoteado, y con él se boicotea a todo el pueblo palestino. Nos encontramos en un círculo vicioso.

–Cuando se ha encontrado con Abou Mazen, Mahmoud Abbas, ¿le ha aconsejado reabrir el diálogo con Hamas?

–Monseñor Sabbah: Es nuestro consejo. Hay que recomponer las dos partes del pueblo palestino. Pero esta alianza no depende sólo de Abou Mazen, sino de la comunidad internacional. Una vez que se haya celebrado la reunión, teniendo Hamas el derecho a formar parte del gobierno, la comunidad internacional boicoteará de nuevo a todos.

–¿Qué consejo da a la comunidad internacional?

–Monseñor Sabbah: Que dejen tranquilos a los palestinos, que les permitan que se reúnan y actúen juntos, simplemente. Y si Hamas llegase al gobierno palestino, que se respete la voluntad palestina.

–Usted ha sido Patriarca durante 20 años. ¿Cuál ha sido el momento más difícil?

–Monseñor Sabbah: Todos los momentos han sido difíciles porque no hemos dejado jamás de vivir en el mismo conflicto. Cada día es una repetición del otro. Cada año es una repetición del año pasado: violencia, víctimas, tanto del lado palestino como del israelí.

Ha habido tiempos de tregua; hemos podido celebrar el Jubileo del 2000, la visita del Papa. Éste ha sido el momento menos difícil. Por el contrario, en todos los demás momentos hemos vivido en la dificultad, y la vida difícil se ha convertido en nuestra vocación y nuestra rutina.

–Usted ha dicho en su carta pastoral que no tiene dinero, ni siquiera una cuenta en el banco. ¿Cómo vivirá ahora?

–Monseñor Sabbah: Viviré en el Patriarcado. No tengo ni sueldo ni cuenta en el banco, pero la institución patriarcal se ocupa de esto, como con cualquier otro sacerdote del Patriarcado. El Patriarcado se ocupa de la salud, manutención, alojamiento, etc. de los sacerdotes pensionistas. Formamos parte de una comunidad que no abandona a ninguno de sus miembros.

–¿Le disgusta jubilarse?

–Monseñor Sabbah: ¿Si me disgusta? Pero cuando se está al servicio de Dios, ¡no se quiere ocupar un puesto! Vivimos una misión. Nos entregamos a la misión. Cuando ésta termina, la volvemos a poner en las manos de quien nos la ha encomendado, simplemente. Hay una diferencia entre un responsable político y un responsable religioso.

–Usted ha sido el primer Patriarca de origen palestino desde los tiempos de las cruzadas. ¿Ser Patriarca palestino cambia en algo las cosas?

–Monseñor Sabbah: Cambia algo en el sentido de que la Iglesia ha tenido un pastor elegido entre su clero. Tener un Patriarca palestino en un Iglesia palestina es un hecho normal, y no extraordinario. Es la situación de todas las iglesias del mundo. Los pastores son electos entre el propio clero y el propio pueblo. Lo que ha podido cambiar aquí en nuestra situación, que es una situación de conflicto, es que los palestinos están en una parte y los israelíes en otra. El hecho es que todos los palestinos, cristianos y musulmanes, se han sentido apoyados, han sentido que una figura nueva podía hablar por ellos, compartir con ellos, y trabajar por la paz. Pero siempre con cuidado, porque si decimos a los responsables israelíes: «Estáis en vuestro pleno derecho de servir y proteger a vuestro pueblo», y a los palestinos: «Vosotros que sois palestinos, estáis en vuestro pleno derecho de servir y proteger a vuestro pueblo», un sacerdote, un obispo, sea palestino o no, está para todos. No se limita a su pueblo. Está para su pueblo, pero al mismo tiempo para cada persona humana con la que vive; y nosotros aquí vivimos con dos pueblos. Por tanto, nuestra responsabilidad como obispo y como cristiano se extiende, cubre y comprende a los palestinos y a los israelíes. Pero los palestinos son los oprimidos, están bajo la ocupación, y nosotros decimos: «La ocupación debe terminar». Nosotros decimos a los israelíes: «Vosotros sois los ocupantes, y esta ocupación debe acabarse».

–¿Cuál será su papel ahora?

–Monseñor Sabbah: El obispo tiene tres funciones: santificar, enseñar y gobernar. Con la jubilación, la función del gobierno pasa a otro; quedan las otras funciones: santificar y enseñar. Por tanto hay mucho por hacer.

–¿Dará a su misión un papel más político?

–Monseñor Sabbah: No tanto político sino cristiano. Pero un cristiano que meterá los pies en el campo político. Porque la política es la vida humana. No es una política de partidos de izquierda o de derecha, hay vidas humanas amenazadas, tanto israelíes como palestinas. Por tanto, será la continuación del compromiso por cada persona humana de este país, al mismo tiempo israelí y palestino.

Entrevista realiza por Marie-Armelle Beaulieu

 

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ZENIT Staff

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