Un año sin el hermano Roger: habla el sucesor del fundador de Taizé

Entrevista con el hermano Alois

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TAIZÉ, miércoles, 16 agosto 2006 (ZENIT.org).- «Un año de luto, pero a la vez un año de gracia»: el hermano Alois Löser define así el tiempo transcurrido desde la muerte del hermano Roger Schultz, fundador de la Comunidad Ecuménica Internacional de Taizé, a cuyo frente le sucedió.

Acuchillado por una desequilibrada hace hoy un año –durante la oración pública vespertina en Taizé–, la muerte del hermano Roger conmocionó a la Iglesia. Tenía 90 años (Zenit, 17 agosto 2005).

Católico originario de Baviera, donde nació en 1954, el hermano Alois habla en esta entrevista del camino de Taizé al año de haber perdido a su fundador. Publicada por el diario católico «Avvenire», ofrecemos íntegramente su traducción.

–¿Se puede hablar del comienzo de una nueva época para Taizé?

–Hermano Alois: Ciertamente, porque con la desaparición tan trágica del hermano Roger todo ha cambiado para nosotros. Él ya no está y un año después sentimos aún el vacío. Pero a la vez debemos decir que nada ha cambiado, porque tenemos la impresión de proseguir en el camino evangélico que nos ha mostrado. Además los jóvenes siguen viviendo con nosotros esta peregrinación de confianza. Ello indica claramente que el hermano Roger no se mostró a sí mismo, sino la presencia de Cristo, como Juan Bautista. Esta presencia de Dios nosotros la advertimos, y nos permite proseguir.

–¿Cuáles han sido los momentos más intensos vividos estos meses por la comunidad?

–Hermano Alois: Sobre todo el encuentro europeo de Milán. Se trata del primer encuentro sin el hermano Roger y la acogida fue verdaderamente maravillosa. En las parroquias, en las iglesias y en el silencio de los espacios de oración. Siempre tendré presente en particular la bondad y el rostro de monseñor Mario Spezzibottiani, quien falleció después. Las personas participaban con más intensidad que nunca y sentimos que deseaban proseguir esta peregrinación de confianza. Además, tras el encuentro, pude tener una audiencia privada con el Papa Benedicto XVI y fue muy bello que nos alentara a continuar viviendo con la herencia del hermano Roger. Desde entonces, nuestros visitantes son aún más numerosos.

–Ha mencionado que ha habido un cambio. ¿Puede comentar en qué dirección?

–Hermano Alois: Lo veremos a largo plazo. Por ahora hay muchísimo que hacer para explorar más el camino abierto por el hermano Roger. ¿Un ejemplo? Antes de Pentecostés me encontraba con dos hermanos en Moscú donde fuimos acogidos muy calurosamente por el Patriarca [ortodoxo] Alejo II. Nos dijo que deberemos profundizar en nuestra colaboración porque hay muchos jóvenes ortodoxos que llegan a Taizé. Pude constatar la confianza, excepcional, que el hermano Roger logró crear a través de décadas de contactos. Es sólo un ejemplo. Lo mismo vale para los encuentros de jóvenes en otros continentes. En octubre tendremos un encuentro en Calcuta. Existe un número bastante importante de jóvenes indios que vienen aquí y nos preguntamos cómo será posible crear una escucha entre los continentes. La globalización existe, pero también hay nuevos muros que se crean entre los continentes.

–El ecumenismo –el camino de los cristianos hacia la unidad— parece una gran frontera. ¿Puede darnos su punto de vista?

–Hermano Alois: Para nosotros la búsqueda de la unidad de los cristianos es una pasión. Nos preguntamos cómo podemos hablar de un Dios de amor y emplear a la vez tantas energías para justificar nuestras separaciones. Creo que muchas personas lejanas de la Iglesia no lo comprenden y debemos poner todos los medios para buscar esta unidad. Hay muchas cosas que podemos hacer y no hacemos lo suficiente. Aquí, en Taizé, nos reunimos tres veces al día entre confesiones distintas en una oración común en torno a la palabra de Dios. Con el canto de los salmos, con el silencio… Es una contribución humilde, pero creo que es una contribución concreta para avanzar en un camino que todavía hoy se revela arduo.

–¿Qué buscan los miles de jóvenes que llegan cada año a Taizé?

–Hermano Alois: No lo sabemos, y también nosotros seguimos preguntándonoslo. Ciertamente existe la sed de una vida espiritual y deseamos que los jóvenes encuentren en la Iglesia esta fuente de la presencia de Dios. Los encuentros internacionales permiten una experiencia de Iglesia que alienta además a volver a la propia parroquia, a las propias realidades locales. A todos los jóvenes les decimos que no queremos crear un movimiento de Taizé. Alguno que viene de Italia no puede tener su comunidad estable en Taizé. Son necesarias las comunidades locales y las parroquias. La parroquia seguirá siendo importante, porque es allí donde están todas las generaciones y no se hacen opciones. Estamos juntos en la Iglesia porque Cristo nos reúne y no porque nos hemos elegido entre nosotros.

–¿Que quedará del mensaje y del carisma del hermano Roger?

–Hermano Alois: Una herencia enorme y aún viva. Sobre todo, tal vez, la importancia de convertirse día tras día a la confianza en Dios. A partir de aquí, muchas cosas se hacen posibles y Dios nos mostrará el camino.

[La anual «Peregrinación de confianza sobre la tierra» que organiza Taizé tendrá su próxima etapa, desde el próximo 28 de diciembre al 1 de enero, en Zagreb (Croacia). Más información en www.taize.fr].

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ZENIT Staff

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