Un Ave María en la plaza de San Pedro por la paz en Tierra Santa

Francisco reflexiona en la audiencia sobre los propósitos de su peregrinación: conmemorar el encuentro de Pablo VI y el patriarca Atenágoras, animar el proceso de paz en Oriente Medio y confirmar en la fe a las comunidades cristianas

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Han pasado menos de 48 horas desde que el Santo Padre llegó a Roma de vuelta de su intensa peregrinación en Tierra Santa. Y parece que han sido suficientes para que Francisco retome su actividad con total normalidad. Esta mañana ha salido a la plaza de San Pedro en el jeep descubierto para el ya tradicional paseo entre los fieles, para poder saludar y especialmente dar un beso y una bendición a los niños. La plaza estaba repleta de peregrinos venidos de todas partes del mundo que con gran entusiasmo gritaban ¡viva el Papa! al paso del pontífice latinoamericano. Las banderas ondeaban y los carteles y pancartas recordaban a Santo Padre.

Haciendo una pausa a la serie de catequesis sobre los dones del Espíritu, esta mañana el papa Francisco ha querido dedicarla a hacer una reflexión sobre su reciente viaje a Amán, Belén y Jerusalén.

Estas son las palabras del Papa en el resumen que ha hecho en español:

«Queridos hermanos y hermanas:

Como saben, he ido como peregrino a Tierra Santa. Doy gracias a Dios y a cuantos lo han hecho posible. Esta peregrinación tenía tres propósitos:

El primero, conmemorar el encuentro del papa Pablo VI y del patriarca Atenágoras hace 50 años, un gesto profético en el arduo pero esperanzador camino hacia la unidad de los cristianos. Con tal motivo, junto al actual patriarca de Constantinopla, Su Santidad Bartolomé, hemos rezado pidiendo al Buen Pastor la fuerza necesaria para proseguir con tesón hacia la plena comunión.

El segundo propósito ha sido animar el proceso de paz en Oriente Medio. He querido llevar a todos en el corazón, exhortándolos a ser artesanos de la paz y agradeciendo a las autoridades los esfuerzos a favor de los refugiados y su compromiso por apaciguar los conflictos. Además, he invitado a los presidentes de Israel y de Palestina a venir al Vaticano, para rezar juntos por la paz.

El tercer propósito ha sido confirmar en la fe a las comunidades cristianas, que sufren tanto, y expresarles la gratitud de la Iglesia por su valiente presencia en Oriente Medio y su impagable testimonio de esperanza y caridad».

A continuación ha saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, «en particular a los grupos provenientes de España, México, Argentina y otros países latinoamericanos. Invito a todos a pedir al Señor por nuestros hermanos de Tierra Santa, por la paz en Oriente Medio y por la unidad de los cristianos. Muchas gracias».

Al finalizar los saludos a los fieles de diversos países, el Papa ha dirigido un pensamiento especial «a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados». Ha recordado que estamos a punto de finalizar el mes mariano,  por eso ha pedido que «la Madre de Dios, queridos jóvenes, sea vuestro refugio en los momentos más díficiles; sostenga a vosotros, queridos enfermos, en el afrontar con valentía vuestra cruz cotidiana y sea vuestra referencia, queridos recién casados, para que vuestra familia sea un hogar doméstico de oración y recíproca comprensión».

Leer el texto completo con las palabras del Papa en la catequesis

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Staff Reporter

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