EDIMBURGO, jueves, 10 febrero 2005 (ZENIT.org).- Tras el anuncio de la próxima boda del príncipe Carlos de Inglaterra con Camilla Parker Bowles, el presidente de la Conferencia Episcopal de Escocia, ha lamentado que un católico ni su cónyuge puedan acceder al trono real a causa de su religión.
En un comunicado publicado este jueves, el cardenal Keith O’Brien, arzobispo de San Andrés y Edimburgo, afirma «espero que el príncipe de Gales y la señora Parker Bowles tengan un futuro feliz juntos».
«Como líder de la Iglesia católica en Escocia, me entristece el pensar que, si la señora Parker-Bowles fuera católica, el príncipe de Gales al casarse perdería automáticamente su derecho de acceso al Trono, así como sus herederos», añade.
«En estos momentos en los que el ejecutivo escocés está centrando su atención en la erradicación de la plaga del sectarismo, sería un buen momento para evaluar la existencia de una evidente legislación anticatólica y de analizar hasta qué punto su existencia dificulta el progreso en este empeño», indica.
El matrimonio tendrá lugar el 8 de abril. Tras la ceremonia civil, se celebrará un servicio religioso en la capilla de St. George del Castillo de Windsor, presidida por el arzobispo de Canterbury, el doctor Rowan Williams.
Cuando Carlos se convierta en soberano, su esposa será princesa consorte y no reina. Su título, tras el matrimonio, será el de duquesa de Cornwell y no el de princesa de Gales.
La «Ley de instauración» («The act of settlement») de 1701 establece que todo católico o casado con un católico pierda la posibilidad de acceder al trono real.
Tras el anuncio del matrimonio, el arzobispo de Westminster, el cardenal Cormac Murphy-O’Connor deseó Carlos y Camilla «toda felicidad».
«La familia real, con su papel único en nuestra vida nacional, cuenta siempre con el favor y las oraciones de la comunidad católica. Sé que los católicos me acompañarán en este tiempo de oración por el príncipe de Gales y por la señora Parker Bowles».
