CIUDAD DEL VATICANO, 16 enero 2002 (ZENIT.org).- Un cardenal de la Curia Romana particularmente cercano a Juan Pablo II ha pedido a Estados Unidos que se respeten los derechos fundamentales de los prisioneros de guerra talibán.
La declaración del cardenal Roberto Tucci tiene lugar después de que Amnistía Internacional denunciara el «limbo legal» en que se encuentran los prisioneros capturados en Afganistán, internados ahora en la base estadounidense de Guantánamo, en Cuba.
El purpurado, nombrado cardenal por el Papa en el último consistorio (febrero pasado), es presidente del Comité de gestión de «Radio Vaticano» y hasta el año 2001 había preparado personalmente cada uno de los viajes internacionales del pontificado de Karol Wojtyla.
«Cuando se comienza una acción de guerra como ésta, que parece tener todas las características para ser justificada como de legítima defensa, los teólogos y los obispos católicos hacen inmediatamente la lista de las condiciones requeridas», explicó en declaraciones a la emisora pontificia.
«Ahora bien, tengo la impresión de que después se olvida verificar si estas condiciones son respetadas efectivamente en el desarrollo de los acontecimientos», añade.
«Por lo que se refiere al trato de los prisioneros talibán, que serán juzgados por tribunales militares, y que según Amnistía Internacional no tienen la posibilidad de contar con un abogado que se ocupe de su defensa, veo el peligro de que poco a poco los países occidentales olviden los principios según los cuales consideran que actúan en justicia», confiesa el purpurado italiano de 80 años de edad.
Con esta operación de lucha al terrorismo, añade, estos países «deberían demostrar precisamente que no están en la misma línea y que no aceptan los mismos modos de actuar de sus adversarios».
«Hay que estar muy atentos –advierte Tucci–: los países islámicos están hoy con Estados Unidos y contra el terrorismo, que el mismo Papa ha denunciado como crimen contra la humanidad. Pero esta es la actitud de los líderes: no sabemos muy bien qué es lo que piensan las masas, las poblaciones musulmanas de estos países».
«Las informaciones recogidas por diferentes fuentes dan a entender que ven esta acción como una agresión del rico Occidente contra un mundo, digamos así, menos pudiente –sigue explicando–. Por tanto, es necesario ser sumamente cautos, pues si se fomenta el odio con espíritu de venganza se les da a los fundamentalistas la posibilidad de tener más poder, y a los terroristas la oportunidad de reclutar más fácilmente a otros terroristas».
«Precisamente en estos días se subraya con pesar que ni Osama Ben Laden ni el Mulá Omar han sido capturados –concluye el cardenal Tucci–. Se sabe además que, las fuentes de inteligencia estadounidense reciben noticias preocupantes sobre la rápida reconstrucción de esas retes terroristas que al inicio parecían haber sido si no desmanteladas, al menos duramente golpeadas».
