Un científico ante la Sábana Santa

Habla Bruno Barberis, presidente del Centro de Sindonología de Turín

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TURIN, 14 agosto (ZENIT.org).- En el segundo día de la exposición extraordinaria de la Sábana Santa con motivo del gran Jubileo del año 2000, las filas de peregrinos se han seguido sin descanso. Entre ellos, se encontraban miles de jóvenes que hoy mismo han abandonado Turín para llegar a Roma y participar en las Jornadas Mundiales de la Juventud (15 al 20 de agosto).

En su mensaje que envió ayer con este motivo, Juan Pablo II explicaba que «ante la Sábana Santa es difícil permanecer indiferente. Este rostro, de hecho, habla a la inteligencia y al corazón. Habla a quien cree, a quien está en búsqueda, y a quien no cree».

«Radio Vaticano» ha entrevistado a uno de los científicos que más han trabajado en la investigación sobre este Sudario, el profesor Bruno Barberis, presidente del Centro de Sindonología de Turín, con el objetivo de ilustrar la relación que puede experimentar un científico con el lino que, según la tradición, envolvió el cuerpo de Jesús al ser sepultado.

–¿Qué es lo que puede decir la ciencia a los peregrinos que llegan a visitar la Sábana Santa a Turín?

–Ante todo, creo que en estos días se viene a Turín para celebrar el Jubileo, ayudados por esta imagen única que es capaz de transmitir un mensaje que va más allá de la pura investigación científica. Ahora bien, después de haber visto el Sudario, creo que todo peregrino tiene que plantearse el problema de conocerla a fondo. Por este motivo, es muy oportuna la visita del Museo de la Sábana Santa –el único museo en el mundo dedicado al lino– para comprender mejor cuál es su significado para el hombre moderno desde el punto de vista histórico, científico y pastoral.

–¿Cuál es su significado desde el punto de vista científico?

–Desde el punto de vista científico, hoy tenemos algunas certezas: la imagen que vemos en la Sábana Santa no es ni un pintura ni está realizada a mano; es la imagen dejada por el cadáver de un ser humano que sufrió toda una serie de torturas, idénticas a las sufridas por Jesús de Nazaret. Murió en la cruz con toda probabilidad por asfixia. No nos queda claro todavía cuál es la edad del tejido: la datación realizada con el método del radiocarbono, efectuada den 1988, que la remonta a la Edad Media, tiene límites, en especial, porque olvida que el Sudario sufrió contaminaciones tanto de carácter químico como biológico, que pueden haber alterado la interpretación del resultado. Se trata de un campo abierto que dejamos a los estudiosos del tercer milenio.

–Después de años de estudio de la Sábana Santa, ¿que le diría usted al peregrino?

–Es difícil describir sensaciones profundas. Creo que el peregrino, aunque no conozca la historia o la investigación científica, puede comprender en esta imagen el significado del sufrimiento, un sufrimiento redimido. Al ver esa imagen, se percibe la imagen de un hombre que ha sufrido, pero su sufrimiento no está presente en sus rasgos. Se trata de una sensación puramente personal e interior, pero abre el espacio a lo que hay después de la muerte, algo que la Sábana Santa no puede describir de manera humana, pero que, según yo, entra en el corazón de todos los que la ven.

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ZENIT Staff

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