BAGDAD, 10 febrero 2003 (ZENIT.org).- Una guerra haría más difícil la supervivencia de los cristianos en Irak, que constituyen el 3% de la población, afirma un representante de la Iglesia en el país.
Monseñor Shelmon Warduni, obispo auxiliar del patriarcado de Babilonia de los Caldeos, hace esta constatación en un libro-entrevista que acaba de conceder a los periodistas italianos Riccardo Caniato y Aldo Maria Valli.
Bajo el título «Dios no quiere la guerra en Irak» (editorial Medusa), el prelado manifiesta las razones de su oposición a un conflicto bélico, que tiene también motivos económicos, y que tendría repercusiones en todo Oriente Medio.
«Durante siglos –afirma el obispo– nadie se ocupó de nosotros, pero todo cambió cuando se descubrió que bajo nuestros pies se encontraban enormes yacimientos de petróleo».
El posterior embargo no sólo empobreció al país, sino que también provocó «la emigración de masa», que se refiere en modo particular a los cristianos. Este fenómeno se agudizaría en caso de guerra.
«La diáspora perjudicó mucho y tememos el fin de la presencia cristiana, no sólo en Irak sino también en todo Oriente Medio», se lee en la entrevista.
En Bagdad existen 80 iglesias cristianas, entre ellas 35 parroquias Caldeas. Hacia los cristianos «existe respeto y estamos bien en general –dice el obispo–, incluso en las relaciones con el poder».
Respecto a los musulmanes, las tensiones que siguieron a la guerra del Golfo «permitieron que un nuevo viento de fanatismo penetrase en el país», recordó monseñor Warduni.
El hecho es que «los musulmanes identifican al cristiano con el occidental y nuestra situación se ha vuelto mucho más delicada».
«En caso de agudización del conflicto, seguramente nos tendremos que enfrentar con dificultades aún más graves», advierte.
«Nosotros, los cristianos, debemos seguir esperando y orando para después hablar en conciencia de nuestro Dios, que ama a todos, y encontrar los caminos justos para llegar a tocar el corazón de los hombres, como hizo Cristo», constató monseñor Warduni.
Actualmente, los cristianos en Irak son unos 670.000 –el 3% de la población total–. El 75% de los cristianos es de religión católica, en su mayoría de rito Caldeo.
