Un cristiano convertido en Afganistán podría ser condenado a muerte

Los gobiernos de Italia y Alemania anuncian gestiones diplomáticas

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ROMA, martes, 21 marzo 2006 (ZENIT.org).- Los gobiernos de Alemania e Italia han denunciado que un ciudadano afgano, Abdul Rahman, corre el riesgo de ser condenado a muerte, en virtud de una particular interpretación de la ley islámica, por haberse convertido del Islam al Cristianismo.

El vicepresidente del gobierno italiano y ministro de Asuntos Exteriores, Gianfranco Fini, publicó este martes un comunicado en el que anuncia que para aclarar esta noticia ha convocado al embajador de Afganistán en Roma y el mismo paso ha dado el embajador italiano en Kabul ante el gobierno afgano.

Por su parte, la ministra alemana de Cooperación y Ayuda al Desarrollo, Heidemarie Wieczorek-Zeul, anunció su propósito de hacer «todas las gestiones necesarias» para salvar a Rahman y recordó, en declaraciones a «Bild» que la libertad religiosa «debe regir para todos, en cualquier parte del mundo».

A favor de de Rhaman ha lanzado un llamamiento el cardenal Karl Lehmann, presidente de la Conferencia Episcopal Alemana.

La embajada de Italia en Kabul, en el ejercicio de las funciones de la presidencia europea –en ausencia de embajada austríaca– «ha convocado también una reunión de jefes de misión de la Unión Europea» en Afganistán, añade el comunicado del ministerio de Asuntos Exteriores.

La cuestión también ha sido referida al Grupo de Expertos de la Unión Europea sobre los derechos humanos, explica el Ministerio.

«En caso de que las noticias de prensa se confirmaran, Italia actuará en los más altos niveles, presentando incluso la cuestión ante los máximos responsables de la Unión Europea en Bruselas para impedir consecuencias incompatibles con la defensa de los derechos humano y las libertades fundamentales», concluye el comunicado.

Según la agencia EFE, Rahman fue detenido hace 25 días después de que su familia le denunciase ante la policía y el pasado jueves afrontó la primera vista del juicio en Afganistán, una República Islámica.

El acusado, de 41 años, trabajó como asistente médico con las milicias «muyahidín» que lucharon contra la invasión soviética de Afganistán en los años ochenta y, posteriormente, trabajó en Rusia y Alemania durante nueve años.

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ZENIT Staff

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