Un eco del espacio: Benedicto XVI entrevista a 12 astronautas

Desde el Vaticano, conexión directa con la Estación Espacial Internacional

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CIUDAD DEL VATICANO, martes 24 de mayo de 2011 (ZENIT.org).– Es una novedad absoluta para un papa: Benedicto XVI dialogó en directo con las dos tripulaciones del transbordador Endeavour y de la Estación Espacial Internacional (ISS), en órbita a 400 kilómetros de la Tierra, una operación posible gracias a la NASA y a la Agencia Espacial Europea (ESA).

Un eco del espacio resonó en efecto este sábado 21 de mayo, una emoción, una respiración extraña, una atmósfera alegre y seria a la vez en la sala de prensa de la Santa Sede: a las 13,11 horas, Benedicto XVI había comunicado por satélite audio-video con los doce astronautas de los Estados Unidos, de Rusia y de Italia. El Papa podía ver a los astronautas en una pantalla pero los astronautas sólo tenían el sonido.

Veinte minutos históricos

El Papa les entrevistó durante unos veinte minutos en directo desde la sala Foconi, de la Biblioteca Vaticana, ante las televisiones del mundo y la web. La prensa internacional era muy consciente de estar participando en un acontecimiento histórico.

Benedicto XVI estaba sentado detrás de una mesa y llevaba un micrófono y sus notas; a su derecha, una pantalla.

Había tres personas de pie: el ingeniero Enrico Saggese, presidente de la Agencia Espacial Italiana (ASI); el coronel Thomas Reiter, astronauta alemán director de vuelos espaciales tripulados y de operaciones de la ESA; y el general Giuseppe Bernardis, jefe del Estado mayor de la Aeronáutica militar italiana.

Thomas Reiter fue el encargado de iniciar la conexión y de establecer el contacto con la Estación Espacial y la NASA. Enrico Saggese tomó después brevemente la palabra para pedir a los comandantes de la misión que presentaran a los doce miembros de la tripulación, entre ellos una mujer.

La tripulación del Endeavour, cuya misión dura 14 días, está formada por seis miembros de tres nacionalidades -Estados Unidos, Rusia e Italia-, por el comandante Mark E. Kelly, el piloto Gregory H. Johnson, los especialistas de la misión Michael Fincke y Roberto Vittori y otros dos miembros del equipo, Andrew J. Feustel y Gregory Chamitoff.

El equipo de la ISS, cuya misión dura seis meses, está formado también por seis personas de tres nacionalidades:Dimitri Kondratiev, Paolo Nespoli, Catherine Coleman, Ronald Garan, Alexander Samokutyayev y Andrei Borisenko.

Humanidad y humor

Las dos misiones tienen un significativo impacto y están a un nivel muy alto de técnica y de ciencia, si se piensa por ejemplo en su estudio sobre la antimateria y el Big Bang o en el desarrollo de “narices artificiales” detectoras de gas y de bacterias.

La conexión estuvo marcada por el signo de la ciencia, de la belleza y de la humanidad. No se trataba sólo de una bendición, destacó Saggese, sino que el Papa quiso ser un “interlocutor”.

Al principio de la transmisión, los dos equipos, el del Endeavour y el de la ISS, se presentaron y Benedicto XVI les saludó con la mano. Al final de la transmisión, volvió a hacer una señal con la mano derecha tendida hacia el monitor y ellos, todos juntos, le dirigieron a él un signo amistoso.

Todos ellos tenían un gran deseo de participar en el encuentro, explicó a ZENIT la segunda responsable de relaciones internacionales de la ASI.

De hecho, tres astronautas debían preparar la salida extravehicular del día siguiente pero se organizaron su trabajo para poder estar presentes en el intercambio con Benedicto XVI.

Un toque de humor: Catherine Coleman, de los Estados Unidos, se dejó el pelo suelto en la ingravidez, lo cual no dejaba de provocar un efecto divertido que hizo sonreír al Papa y a los asistentes.

Un astronauta saludó al final de la conexión por satélite abandonando la posición vertical en la ingravidez y un compañero le cogió por el tobillo.

Los dos astronautas italianos, Roberto Vittori y Paolo Nespoli, situados a la derecha y a la izquierda de la imagen, dejaron suspendida en la ingravidez la medalla de plata que lleva inscrito el Adán de Miguel Ángel y que el Papa había entregado a Roberto.

Ellos se la devolverán a Benedicto XVI, que todavía no ha decidido lo que hará con ella, explicó el director de la Oficina de Información de la Santa Sede, el padre Federico Lombardi, al final de la transmisión.

La belleza del planeta

El Papa se refirió a esta medalla en su pregunta a Roberto Vittori: “Los creyentes contemplan con frecuencia los cielos ilimitados y, meditando en el Creador, quedan impresionados por el misterio de su grandeza. Por este motivo, la medalla que le entregué a Robert [Vittori] como signo de mi propia participación en vuestra misión, representa la Creación del Hombre, pintada por Miguel Ángel en la Capilla Sixtina”.

“Cuando tenemos un momento para bajar la mirada -dijo al Papa Roberto Vittori-, la belleza, que es el efecto en tres dimensiones de la hermosura del planeta, nos conquista el corazón, me conquista el corazón. Y entonces sí, rezo: rezo por mí, por nuestras familias, por nuestro futuro. Llevo conmigo su medalla y dejo que la medalla se quede flotando ante mí para demostrar la ausencia de gravedad. Quiero darle las gracias por esta oportunidad y querría que esta medalla flote por mi amigo y colega Paolo: él regresará a la Tierra en la nave Soyuz. Yo traje la medalla al espacio y él la llevará a la Tierra para devolvérsela a usted”.

Después de la transmisión, el Papa saludó a las personas que estaban allí presentes con él. Entre otras cosas, preguntó a Thomas Reiter, que participó en las misiones en la estación MIR en 1995-1996 y en la ISS en 2006, si el planeta Tierra era realmente tan bello como los astronautas lo habían descrito. “Sí, es verdaderamente fascinante”, respondió Reiter.

La mujer de Mark y la madre de Paolo

Antes de la primera pregunta, planteada al comandante del equipo del Endeavour, Mark E. Kelly, Benedicto XVI expresó su proximidad: “Sé que la mujer de Mark Kelly ha sido víctima de una grave agresión y espero que su salud siga mejorando”.

Mark Kelly respondió: “Gracias por sus amables palabras, Santidad, y gracias por haberse acordado de mi mujer, Gabby”.

Benedicto XVI dirigió la última pregunta en italiano a Paolo Nespoli: “Mi última pregunta es para Paolo. Querido Paolo, sé que en los días pasados tu mamá te ha dejado y cuando regreses en unos días a casa ya no estará esperándote. Todos estamos a tu lado, yo también he rezado por ti… ¿Cómo has vivido este momento de dolor?”

Paolo Nespoli respondió: “Santo Padre, he experimentado sus oraciones, vuestras oraciones han llegado hasta aquí. Es verdad, estamos fuera de este mundo, estamos en órbita alrededor de la Tierra y podemos ver mejor la Tierra y seguir todo lo que nos rodea. Mis colegas aquí, abordo de la Estación –Dimitri, Kelly, Ron, Alexander y Andrei– han estado muy cerca de mí en este momento importante para mí, muy intenso, así como mis hermanos, mis hermanas, mis tías, mis primos, mis parientes han estado cerca de mi madre en los últimos momentos. Doy las gracias por todo esto. Me he sentido lejos pero también muy cerca, y seguramente el pensamiento de experimentaros a todos cerca de mí, unidos en este momento, ha sido un enorme alivio. Doy también las gracias a la Agencia Espacial Europea y a la Agencia Espacial de los Estados Unidos que han puesto a disposición los recursos para que yo haya podido hablar con ella en los últimos momentos”.

Arrigo precisó, respecto a la madre de Paolo Nespoli, que ella advirtió al Vaticano del fallecimiento y que el padre Lombardi transmitió entonces a Paolo la oración y proximidad del Papa. Cuál fue su sorpresa -explicó- cuando recibió un correo electrónico de Paolo Nespoli directamente del espacio. La Agencia Espa
cial Italiana ha querido favorecer la comunicación entre Paolo Nespoli y el Papa en un momento excepcional, destacó Arrigo.

Benedicto XVI planteó cinco preguntas a los astronautas, preguntándoles sobre su visión de la Tierra desde el espacio y sobre el misterio de lo infinitamente grande, pero también sobre la oración. Fueron formuladas en inglés a Mark E. Kelly, Ronald Garan y Michael Fincke de los Estados Unidos, y en italiano a Roberto Vittori y a Paolo Nespoli.

Encuentro en septiembre

Como conclusión, Benedicto XVI declaró, antes de impartir su bendición a los astronautas: “Vosotros me habéis ayudado a mí y a otras muchas personas a reflexionar juntos sobre cuestiones importantes que afectan al futuro de la humanidad. Os deseo todo lo mejor para vuestro trabajo y para el éxito de vuestra gran misión al servicio de la ciencia, de la colaboración internacional, del auténtico progreso, y de la paz en el mundo”.

Jean Coisne, de la ESA, indicó a ZENIT que a mediados de septiembre los astronautas podrían encontrarse en Roma para una audiencia -que ellos han pedido al Papa-, para darle la medalla de Miguel Ángel.

Este lunes, con motivo de los 150 años de la unidad italiana, los dos astronautas italianos -Roberto Vittori (que volverá el 1 de junio, víspera de la fiesta nacional) y Paolo Nespoli (que vuelve este martes 24 de mayo)- pudieron hablar con el presidente de Italia, Giorgio Napolitano, y se pusieron simbólicamente la bandera tricolor italiana que el presidente les había dado.

Es una circunstancia excepcional, que dos italianos están juntos en la ISS en este año del aniversario de la unidad italiana.

La bendición de Pablo VI había marcado un camino destacando el interés de la Santa Sede por la investigación y el progreso de la exploración del espacio.

En 1969, durante la misión de los astronautas americanos Edwin Aldrin, Neil Armstrong y Michael Collins a bordo del Apolo 11, el papa Pablo VI envió a los “aventureros del espacio” sus buenos deseos y bendiciones.

Por Anita S. Bourdin

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ZENIT Staff

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