Un franciscano, entre las decenas de cristianos expulsados de Marruecos

“Lo que sirve es el amor con libertad”, responde el obispo de la diócesis

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TÁNGER, jueves 18 de marzo de 2010 (ZENIT.org).- Un religioso franciscano de nacionalidad egipcia se encuentra entre las decenas de cristianos expulsados de Marruecos este mes de marzo.

El obispado de Tánger, diócesis de la que fue expulsado, pidió las razones de esta expulsión a las autoridades marroquíes, pero todavía no ha recibido ninguna respuesta, explicó su obispo, monseñor Santiago Agrelo, también franciscano, este jueves a ZENIT.

El religioso fue detenido por la policía el domingo 7 de marzo. Después de pasar un tiempo en una comisaría, fue conducido hasta un avión, que lo devolvió a Egipto. Llevaba casi dos años en Marruecos.

El joven había hecho su profesión religiosa, aunque todavía no había concluido el periodo de formación de los candidatos a la vida religiosa.

Su detención tuvo lugar durante la Cumbre que la Unión Europea y Marruecos celebraban ese fin de semana en la ciudad española de Granada.

“Creo que, de esta diócesis de Tánger, nunca había sido expulsado nadie por motivos religiosos”, declaró monseñor Agrelo, que en el momento de las detenciones se encontraba en España.

El obispo cree que en esta diócesis hay entre 2.000 y 2.500 católicos, entre sus más de cuatro millones de habitantes.

Reconoce que no es posible tener un censo de esta comunidad de extranjeros -sólo los musulmanes pueden ser marroquíes-, que está caracterizada por la movilidad.

La detención del joven católico se suma a la de decenas de cristianos que han sido expulsados de Marruecos este mes de marzo en el marco de la “lucha que las autoridades marroquíes llevan a cabo contra las tentativas de propagación del credo evangelista, destinado a sacudir la fe de los musulmanes”, según la agencia oficial Maghreb Árabe Press.

Presencia histórica

La presencia franciscana en el país se remonta al año 1219, cuando fueron martirizados en Marrakech los primeros franciscanos.

Durante la Edad Media, permanecieron, con períodos de ausencia, atendiendo a pequeñas comunidades cristianas y a los comerciantes europeos.

A partir de 1630, cuando el beato Juan de Prado refundó la misión, los franciscanos se dedicaron a asistir a los cristianos cautivos, les acompañaban compartiendo con ellos su vida y cautiverio, fortaleciéndolos en la fe y también redimiéndolos con las limosnas que conseguían en España.

En 1861, el padre José Lerchundi fue destinado a las misiones de Marruecos y, tras un período de crisis, realizó la tercera refundación. 

Atendían a las cada vez más numerosas comunidades cristianas, crearon escuelas, fundaron hospitales y se dedicaron a la modernización del país.

El religioso católico expulsado este mes de Marruecos era uno de los ocho franciscanos de la diócesis, que, junto a los franciscanos que viven otras ciudades de Marruecos, son reconocidos en el país por su bondad y servicio.

El amor nos hace libres”

“Aquí trabajamos con los pobres como cristianos; todo el mundo nos tiene identificados como cristianos, conocen nuestra labor -declaró monseñor Agrelo, ofm-. Creo que la respetan mucho y ése es nuestro modo de evangelizar”.

En opinión del obispo de Tánger, “las palabras “fuertes” no sirven de nada, ni aquí ni en ningún sitio; lo que sirve es la caridad, es el amor… con libertad: ése nos hace libres, fuertes y cristianos”.

“Yo deseo que todas las personas tengan libertad de conciencia y libertad religiosa, y pienso que si los gobiernos pueden caminar en esa dirección, ésa es una cuestión política de gran importancia, pero que compete al Gobierno, no a mí”, afirmó.

“Yo no soy un gobierno; aquí ni siquiera soy un ciudadano, sino un extranjero que se acoge a la hospitalidad de otro país y, desde el momento en que paso la frontera de Marruecos, acepto las leyes de Marruecos”, continuó.

El obispo mostró su voluntad de mantener abiertas todas las posibilidades de contacto con las autoridades de Marruecos.

También destacó el compromiso y el trabajo de la Iglesia católica “con los pobres”. “El pan es más importante que otras cosas -dijo-, y no se trata sólo del nuestro, que lo compartimos, sino del de los necesitados”.

Respeto a las leyes

En Rabat, el arzobispo católico monseñor Vincent Landel y el pastor evangélico Jean Luc Blanc emitieron un comunicado ante las noticias de los últimos meses sobre la expulsión de cristianos extranjeros de diversas nacionalidades “bajo la acusación de proselitismo o de otros motivos que ignoramos”.

Igual que en un comunicado que publicaron hace casi un año tras la expulsión de cuatro evangélicas españolas y una alemana, los dos representantes destacaron su respeto a las leyes del país.

“Nosotros siempre hemos podido ejercer nuestra responsabilidad, en virtud de la libertad de culto reconocida a los extranjeros cristianos”, afirma el comunicado, del pasado 10 de marzo.

Y aclararon: “Nuestra responsabilidad es ayudar a nuestros hermanos cristianos a encontrarse con sus hermanos musulmanes, a aprender a conocerlos, respetarlos y amarlos, sin ningún deseo de proselitismo”.

“Nuestro único objetivo es participar en la construcción de un Marruecos donde los musulmanes, los judíos y los cristianos estén contentos de compartir su responsabilidad por construir un país donde puedan vivirse la justicia, la paz y la reconciliación”, añadieron.

Reacciones en España

En España, la asociación E-Cristians formuló unas peticiones al respecto, a los partidos políticos y al Gobierno de España, así como a su presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, en su condición de presidente de turno de la Unión Europea.

En concreto, le pidió que exija al reino de Marruecos “el reconocimiento pleno de la libertad de adherirse a una fe determinada y a la comunidad confesional correspondiente”.

También “la libertad de anunciar y de comunicar la enseñanza de la fe, de palabra y por escrito, incluso fuera de los lugares de culto, y de dar a conocer la doctrina moral sobre las actividades humanas y la organización social”.

Y “la libertad de recibir y de publicar libros religiosos sobre la fe y el culto, y de usarlos libremente”.

En un comunicado publicado este miércoles, la asociación dedicada a la promoción del cristianismo en la vida pública destacó que “el reino de Marruecos practica una tolerancia hacia el ejercicio de la libertad religiosa pero no reconoce el derecho de toda persona a cambiar de religión”.

Según E-Cristians, ante las expulsiones de cristianos de Marruecos, “el gobierno de España y de los partidos políticos españoles han adoptado una postura de perfil bajo frente a esta violación del derecho fundamental a la libertad religiosa”.

Por otra parte, la Federación de Entidades Religiosas Evangélicas de España envió el 12 de marzo una carta al ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación, Miguel Ángel Moratinos.

En ella, denuncia las expulsiones, de Marruecos, de más de cincuenta cooperantes evangélicos y advierte que “la discriminación y la persecución religiosa contra los protestantes por parte del Gobierno marroquí responde a una política de Estado».

Y aún va más allá al pedir al ministro español que “exija al Gobierno de Marruecos que se anulen los procedimientos de expulsión mencionados y se permita a las personas afectadas regresar y permanecer en el país”, así como garantías para que no se repitan hechos similares y se respete la libertad religiosa de todos.

Católico en Marruecos

La minoría católica que vive en Marruecos tiene reconocida la libertad de culto, pero no la de conciencia y religión, por lo que catequizar o acoger en la comunidad cristiana a un musulmán vuln
era la ley.

En Marruecos, a diferencia de en otros países musulmanes, la Iglesia católica goza de un estatuto especial concedido por el «Dahir Royal» del Rey Hassan II, en 1983, según la agencia Fides.

Este estatuto le permite ejercitar pública y libremente sus propias actividades, en particular las relativas al culto, al magisterio, a la jurisdicción interna, a la beneficencia y a la enseñanza religiosa de sus miembros.

Marruecos es una monarquía constitucional, democrática y social de tipo teocrático. El Rey Mohammed VI tiene el título de Emir de los Creyentes en el sentido de “defensor del Islam” y tiene el poder civil y religioso, controla las mezquitas y la enseñanza de los “Ulema”.

La presencia de la Iglesia es activa en las escuelas católicas y en los hospitales de la Iglesia, aunque también hay religiosas que trabajan en los hospitales del Estado.

No existe una estructura a nivel nacional del episcopado católico; la Conferencia Episcopal Regional del Norte de África (CERNA) que agrupa Argelia, Túnez, Libia y Marruecos, actúa como una Conferencia Nacional.

La CERNA, que tiene su sede en Argelia, depende de la Congregación para los Obispos, mientras que las dos diócesis de Marruecos -Tánger y Rabat- y la Prefectura Apostólica de Sáhara Occidental dependen de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos.

La jerarquía está formada por dos arzobispos: el de Tánger, el franciscano español Santiago Agrelo Martínez, y el de Rabat, el betharramita francés Vincent Landel.

Los católicos en Marruecos dan testimonio de la catolicidad de la Iglesia que une a las personas respetando su identidad cultural.

[Por Patricia Navas]

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ZENIT Staff

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