Un homenaje a las víctimas de la miseria en la catedral del Papa

Inaugurada una lápida con el mensaje de ATD-Cuarto Mundo

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ROMA, 17 oct (ZENIT.org).- La catedral del Papa, San Juan de Letrán, hace desde el domingo pasado un sentido llamamiento para recordar a las víctimas de la miseria, no sólo en el así llamado Tercer Mundo, sino particularmente en el Cuarto Mundo (las bolsas de pobreza de los países industrializados).

En la basílica romana, y en presencia de hombres de Iglesia, agentes humanitarios y del cardenal Roger Etchegary, presidente del Comité vaticano para el gran Jubileo, se colocó el 15 de octubre pasado una reproducción de la lápida que inauguró en 1987 el padre Joseph Wresinski, fundador del movimiento ATD-Cuarto Mundo (http://www.atd-quartmonde.org), en el Trocadero de París, lugar dedicado por Francia a las Libertades y los Derechos Humanos. La inscripción quiere ser un homenaje a las víctimas de la miseria.

El cardenal Etchegary se hizo transmisor de un mensaje de solidaridad enviado por Juan Pablo II.

La ceremonia tuvo lugar en preparación de este 17 de octubre, día en el que la humanidad celebraba la Jornada para el rechazo de la miseria. Se trata de una iniciativa, que fue adoptada por las Naciones Unidas en 1992, y que fue convocada por primera vez el 17 de octubre de 1987, por deseo del mismo padre Wresinski. El tema de este año ha sido «Rechazo la miseria, hago avanzar la paz».

Olivier Gerhard, delegado de ATD-Cuarto Mundo ante la Unión Europea, ha explicado así a los micrófonos de «Radio Vaticano» el sentido de la lápida que desde ahora se puede ver en la basílica de San Juan de Letrán: «La lápida, inaugurada en 1987 en París, ha sido reproducida en más países y este año le ha tocado a Roma. Será al mismo tiempo un llamamiento a la ciudad de Roma y a la Iglesia de todo el mundo para recordar, como hizo el Papa en 12 de marzo pasado, en la Jornada de la Reconciliación y del Perdón: «Nunca más discriminaciones, exclusiones, opresiones, desprecio de los pobres y de los últimos». Tener esta lápida en el lugar sagrado de la basílica de San Juan de Letrán es también un recuerdo para toda la Iglesia del hecho de que a los pobres no sólo se les debe asistir sino honrar como hace el mismo Cristo».

En el año del Jubileo, la celebración de la Jornada Mundial del Rechazo de la Miseria se tiñe de un significado especial. Olivier Gerhard explica que «la gran celebración de este año se adelantó al domingo pasado, 15 de octubre, en lugar de celebrarse el 17, para relacionar esta inauguración con el Jubileo de las familias, pues en él han participado peregrinos de todos los países y también peregrinos que viven en la pobreza. Por esto hemos querido una relación muy estrecha entre el Jubileo y la inauguración de esta lápida en honor de las víctimas de la miseria».

Por su parte, Claudio Calvaruso, presidente de la asociación «Amigos de ATD-Cuarto Mundo» en Italia explica también hoy a «Radio Vaticano» el espíritu que anima esta organización no gubernamental: «El padre Joseph Wresinski atendió a los pobres en términos de cercanía, compartiendo su realidad. La organización ahora está presente en 40 países del mundo con un planteamiento que tiende a valorar la experiencia de los pobres para ayudarles a ser protagonistas de su futuro. No es un planteamiento que se concentra tanto en obras, sino más bien en términos de consuelo, de reconocimiento de su dignidad, y de cercanía para que los pobres encuentren instrumentos y oportunidades para defender sus propios derechos».

«Para el padre Joseph Wresinski había un principio sacrosanto –explica Claudio Calvaruso–: los únicos expertos de la pobreza son los mismos pobres y sólo a través de su acción se podrá derrotar la pobreza».

De este modo, concluye Calaruso, aquel sacerdote francés de origen polaco «trastocó totalmente los cánones de nuestras políticas sociales, de nuestros modelos de Estado de bienestar. En cierto sentido, el primero que introdujo el concepto de exclusión social fue precisamente el padre Joseph Wresinski, quien subrayó cómo una comunidad, en la que no estén presentes de manera activa y protagonista los pobres, no puede llamarse comunidad en sentido propio. Creo que este mensaje es de gran actualidad, pues todavía hoy estamos buscando un nuevo modelo de bienestar y de políticas sociales que se funden en la participación activa de todos los componentes de la comunidad, comenzando por los pobres».

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ZENIT Staff

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