Un libro documenta la persecución de los cristianos en Oriente Medio

Habla el autor del reportaje, el periodista Rodolfo Casadei

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RIMINI, lunes 1 de septiembre de 2008 (ZENIT.org).- Un amplio reportaje sobre la persecución de los cristianos en Irak y Turquía ha sido publicado en forma de libro en Italia, y presentado en el Meeting organizado por Comunión y Liberación la semana pasada en Rímini (Italia).

El libro lleva por título «Il sangue dell’agnello. Reportage fra i cristiani perseguitati in Medio Oriente» («La sangre del cordero. Reportaje sobre los cristianos perseguidos en Oriente Medio») y es obra del periodista italiano Rodolfo Casadei, enviado especial del semanario «Tempi». Está prologado por el converso ex musulmán Magdi Cristiano Allam.

En él se recoge, entre otros documentos, la última entrevista al arzobispo caldeo de Mosul, monseñor Faraj Rahho, antes del secuestro que le costó la vida.

 

También se recogen los testimonios de cristianos iraquíes que huyen al Kurdistán para escapar de los secuestros y asesinatos, la matanza de protestantes en Turquía y el asesinato de Hrant Dink, periodista turco armenio.

En la introducción al libro, Magdi Cristiano Allam afirma que el autor, Rodolfo Casadei, «es un testigo apasionado. Ha ido personalmente a ver y escuchar las dificultades de los cristianos, que sufren todo tipo de vejaciones en Turquía, Jordania, Siria, Líbano y sobre todo en Irak, la tierra más martirizada por el terrorismo islámico, que ha encontrado en los cristianos la minoría a la que someter con la fuerza arbitraria del Islam».

Cristiano Allam manifiesta su preocupación porque «si un occidental se convierte al Islam, nadie soñaría jamás con reñirle y menos aún con amenazarle. En cambio, si un musulmán residente en Occidente se convierte al cristianismo, se desencadena la guerra contra él».

Una guerra «por las condenas a muerte por apostasía por parte de los musulmanes -explica- pero también por las críticas de los no musulmanes, que creen que esa conversión pretende ser una provocación, y la condenan por miedo a las consecuencias que podrían volverse contra ellos».

Éxodo cristiano

En una entrevista a la edición italiana de ZENIT, Rodolfo Casadei recordó que, antes de la última guerra de Irak, los cristianos eran 800.000, mientras que ahora la mitad de ellos son prófugos en el extranjero o refugiados en el norte del país.

Según Casadei, hay un verdadero «paradigma de la persecución», que empieza con cartas amenazadoras, o incluso cintas de vídeo y Cds con amenazas, en los que se dice a los cristianos que si no pagan la tasa de sumisión, o se convierten, o abandonan en país, raptarán a miembros de la familia, y que si insisten en su postura serán asesinados.

En una segunda etapa de la persecución, a quienes resisten se les destruye su actividad económica. Muchos son raptados y se pide por ellos rescates que pueden llegar a los 50.000 dólares, otros ven destruido su negocio. En los casos de resistencia a ultranza, se mata a un miembro de la familia.

Casadei relata haber encontrado familias donde el padre había sido asesinado, un hijo, o una hija violada y asesinada en su propia casa, agredidas de noche por fundamentalistas vestidos de policías.

Otro elemento de persecución se produce por las conversiones forzadas y por el intento de imponer el uso del velo en público a las mujeres cristianas. Amenazas en este sentido se practican en Bassora, Bagdad y Mosul.

El enviado de «Tempi» relata también ataques a las iglesias: «He podido recoger diversos testimonios de casos de profanación deliberada del Santísimo. Gente armada que entra en la iglesia durante la Misa y que, delante de los fieles, tira al suelo la Eucaristía en signo de desprecio».

Los ataques a los cristianos se justifican diciendo que son aliados de los angloamericanos, y este, según Casadei, es el gran pretexto con el que se persigue, mientras que en realidad la totalidad de los cristianos iraquíes no ha tenido nada que ver con la invasión».

«No estaban a favor de la invasión -añade- precisamente porque temían las reacciones que se habrían desencadenado».

«Es evidente, en cualquier caso, que la presencia de tropas norteamericanas es el pretexto que los yihadistas utilizan para hacer ‘limpieza’ de cristianos en Irak», subraya Casadei.

El periodista cuenta en el libro su encuentro con el arzobispo de Mosul, que tuvo lugar 50 días antes de su rapto, el pasado 29 de febrero.

«Fui el último periodista extranjero que recibió y al que concedió una entrevista -recuerda Casadei-. Él me explicó cómo funciona el esquema de la persecución y el pretexto que se utiliza».

Monseñor Paulos Faraj Rahho estaba enfermo de corazón, y por ello murió, tras dos semanas sin cuidados ni medicamentos. Cuando le raptaron, asesinaron a tres cristianos que le acompañaban.

En este trágico cuadro, Casadei afirma que el único elemento de esperanza «es el gobierno regional kurdo, un gobierno musulmán moderado que respeta extremadamente a las minorías religiosas».

Desde este punto de vista, está atrayendo a minorías religiosas desde todas las zonas de Irak para ponerlas bajo su protección. Se trata principalmente de cristianos, pero también hebreos y otros grupos marginales. También se admite a los protestantes.

Esta actuación hace que los cristianos huyan al Kurdistán y a la llanura de Nínive, que aunque no es Kurdistán está bajo control turco.

La segunda parte del libro habla sobre Turquía, y relata las historias de tres cristianos protestantes masacrados, y el asesinato de un periodista turco armenio.

Casadei explica que Turquía se presenta como un país laico, la Constitución permite la libertad de religión, pero en cuanto a los hechos, existe una persecución de las minorías religiosas, que no tienen los mismos derechos.

Existe un tratamiento absolutamente penalizador, afirma el periodista, en lo relativo a la adquisición de terrenos e inmuebles y a la construcción de lugares de culto, para quien pertenece a una minoría religiosa.

Existe, a nivel legal, la libertad de cambiar de religión y de convertirse, pero la práctica la castiga, porque quien abandona el Islam es marginado. En este contexto de intolerancia religiosa hay ejemplos de homicidios destacados, como el del sacerdote Andrea Santoro en Trebisonda, el asesinato de los protestantes y el de Hrant Dink, periodista armenio.

A este último, el autor del libro le había encontrado dos meses antes de su asesinato. De él relata la batalla por el reconocimiento del genocidio armenio, durante los años 1915-1916: «se me amenaza y procesa porque hablo de la realidad del genocidio armenio. Aquí no quieren hablar de esto porque dicen que es una ofensa a la identidad turca».

Dink sostenía que los turcos «no sabían nada del genocidio, porque se les ha enseñado desde pequeños que nunca hubo un genocidio, sino que los malos eran los armenios», y por ello pedía la libertad de hablar, «razonar con ellos para intercambiar ideas».

«En cambio, recibo centenares de cartas de amenazas de muerte, he sido procesado y condenado sólo porque pido la libertad de contar la realidad de un hecho histórico», se lamentaba Dink.

«Esta petición de libertad se suprimió con el homicidio. Éste es el drama de Turquía», subraya Casadei: «históricamente los grupos islámicos se contraponían a los ultranacionalistas, pero ahora se están acercando, hay grupos que combinan estas dos ideologías y son más peligrosos que antes, son los que cometen los delitos y gozan de cobertura dentro de los órganos del Estado».

Para concluir, el autor afirma que el suyo «es un libro de testimonio, que nace del escándalo del silencio frente a la persecución de los cristianos y de la admiración hacia el testimonio heroico de estos mártires».

Por Antonio Gaspari, traduci
do del italiano por Inmaculada Álvarez

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ZENIT Staff

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