Un mensaje del papa denuncia la plaga del secuestro en Colombia

Arma política y de extorsión, no ha sido erradicado en cuarenta años

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BOGOTÁ, viernes 16 diciembre 2011 (ZENIT.org).- Benedicto XVI expresó su cercanía y oración por todos los colombianos, en especial por los militares, policías y civiles en cautiverio. Así se dio a conocer este martes durante una rueda de prensa, en la que se leyó un telegrama firmado por el secretario de Estado vaticano cardenal Tarcisio Bertone.

En el mensaje, leído por monseñor Juan Vicente Córdoba, secretario general del Episcopado y obispo electo de Fontibón, el papa pide un pronto diálogo y conversión de los “captores” para que se pueda llegar a la paz en este país.

El santo padre expresa a todas las familias de los secuestrados “el testimonio de su cercanía ante la angustia por este inicuo sufrimiento, que ninguna reivindicación política o social auténtica justifica”. Un augurio que coincide con una época especialmente sensible para las familias que sufren por esta plaga del secuestro, la Navidad.

En respuesta a este telegrama, el Episcopado colombiano hace un llamado a todos los fieles y gente de buena voluntad para que, a partir del 16 de diciembre hasta el 24, dediquen la intención de la novena de Navidad por la liberación de los secuestrados.

Monseñor Córdoba recordó el ofrecimiento de la Iglesia a facilitar espacios de diálogo entre los grupos armados y el Estado, siempre y cuando el presidente Juan Manuel Santos haga esta petición a la Iglesia.

En 2010, el fenómeno de los secuestros en Colombia aumentó de nuevo después de varios años de ligero descenso. Según datos del Ministerio de Defensa colombiano, en 2010 fueron secuestradas 282 personas.

Por otra parte, la Policía de Colombia informó el día 15 de la captura de un hombre acusado de participar en el secuestro de una niña de diez años, Nohora Valentina Muñoz, en septiembre pasado, en el departamento de Arauca, fronterizo con Venezuela. La policía informó que la víspera fue capturado en Arauca el hombre, alias “Robinson”, identificado como uno de los principales autores del secuestro de la niña, secuestrada el 29 de septiembre en Fortul. La menor regresó a su hogar tras dos semanas en poder de supuestos rebeldes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

La policía indicó que «Robinson» era «un vecino de la familia, quien habría monitoreado y avisado los movimientos y rutina» de Nohora Valentina a petición de los guerrilleros del frente 54, con una importante presencia en la región. Esta es la cuarta captura sobre el caso. A finales de noviembre, tres presuntos miembros de las FARC fueron capturados en el departamento de Casanare y en Bogotá.

El secuestro de Nohora Valentina generó un gran rechazo y conmoción en este país, donde ese tipo de prácticas son habituales por el conflicto armado, afectando principalmente a miembros de las fuerzas del orden como policías y militares, aunque no sólo pues también se usa como medio de conseguir dinero, caso en el que los secuestradores, para financiar la gerrilla o simplemente lucrarse, se ceban especialmente en extranjeros.

El nombre de Nohora dió la vuelta al mundo porque fue invitada por Benedicto XVI, a través del embajador ante la Santa Sede, para asistir a la eucaristía en la basílica de San Pedro, este 12 de diciembre, con motivo de la festividad de la patrona de América, Nuestra Señora de Guadalupe, y bicentenario de varias independencias americanas. La niña fue la abanderada de Colombia, en el desfile previo a la celebración de la misa presidida por Benedicto XVI, en la que el pontífice anunció su segundo viaje a América.

Durante los últimos cuarenta años, Colombia ha vivido un conflicto interno de larga duración. En él se han combinado diversas formas de violencia y múltiples actores. Aunque hay similitudes con otros conflictos internos, la duración y número de víctimas lo hace especial. Es uno de los países con mayor número de secuestros de la región y aunque cuenta con un registro oficial de más de veinticuatro mil secuestrados, según los expertos las estadísticas no son exactas y la cifra podría ser mayor.

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ZENIT Staff

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