Un misionero organiza la adopción de más de mil niños chilenos

El padre Piergiovanni Alceste promueve la adopción de familias italianas

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ROMA, 3 septiembre 2002 (ZENIT.org).- Más de mil niños de Chile tienen una familia gracias a la obra de un misionero italiano Piergiovanni Alceste de la Orden de la Madre de Dios, llegado al país hispanoamericano en 1956.

El secretario alemán de Caritas le pidió que tradujera al español un libro italiano que trataba de la organización de colonias para chavales. «De allí surgió nuestra aventura, en las colonias de Caritas y todo lo demás», explica al diario «Avvenire» el misionero.

Una realidad que hoy se llama «Instituto chileno de colonias, campamentos y centros de menores» (ICYC), fundado por el padre Alceste en Quinta de Tilcoco, 150 kilómetros al sur de Santiago de Chile.

Esta institución, entre otras cosas, promueve una red de adopciones internacionales que en Italia ha ofrecido una familia para más de mil niños.

El padre Alcesta considera a todos los considera sus hijos y especialmente a los que hoy «viven en la gran familia del Centro de Protección de Menores».

Son doscientos niños, desde la cuna hasta los 18 años y más, que se han quedado sin padres o que han dejado detrás situaciones familiares difíciles.

Subdivididos por edades en pequeñas comunidades, viven en un gran complejo de seis hectáreas, en una zona verde, con el apoyo de educadores, psicólogos y pedagogos.

El padre Alceste ha venido a Italia para participar en un encuentro de familias con hijos adoptados que apoyan su labor. Se han reunido más de doscientos participantes entre los que ya han adoptado y los que aspiran a hacerlo.

«Vengo todos los años porque deseo mucho conocer a las familias. Las pongo a prueba, tal vez las desafío para que venga a flote la verdad de sus aspiraciones», explica el sacerdote.

«Nosotros –afirma el presidente de la asociación «Familias adoptivas pro ICYC», Gianni Palombi–, no nos planteamos la duda de cómo decir a nuestros hijos que han sido adoptados. Ya lo saben. Para nosotros es importante hacerles sentir que les queremos a ellos, a su tierra y su cultura».

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ZENIT Staff

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