Un nuevo milagro acerca al padre Pío a la proclamación de su santidad

Terminado el proceso diocesano, la palabra pasa ahora a la Santa Sede

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ROMA, 22 oct (ZENIT.org).- Ha terminado el proceso diocesano que documenta un milagro atribuido a la intercesión del padre Pío de Pietralcina. Se trata de un paso decisivo para la proclamación de la santidad de una de las figuras más carismáticas de este siglo, beatificado por Juan Pablo II el 2 de mayo de 1999.

En esta semana, el postulador de la causa entregará las actas a la Congregación para las Causas de los Santos. A este organismo vaticano le corresponde ahora emprender otro proceso de investigación que debe estudiar tanto el carácter científicamente inexplicable del milagro, como su justificación teológica.

La postulación de los padres Capuchinos ha decidido tutelar la intimidad de la persona que recibió el milagro. Se sabe, sin embargo, que se trata de un niño que vive precisamente en la localidad en la que residía el padre Pío y en la que fundó uno de los hospitales más importantes del sur de Italia, San Giovanni Rotondo.

El milagro será estudiado por tres comisiones: una científico-médica, una teológica y, por último, una de cardenales. En caso de que los tres comités se pronuncien a favor de la autenticidad del milagro, le correspondería después al Papa hacer la proclamación de santidad de vida del humilde fraile.

El padre Pío, su nombre de pila era Francesco Forgione, nació en Pietrelcina, pueblecito de la provincia de Benevento (Italia), el 25 de mayo de 1887. Entró en el noviciado de los Padres Capuchinos a los quince años. En 1918 recibió el don de los estigmas, experiencia reservada a los místicos. Su fama de religioso con estigmas se difundió muy pronto atrayendo a multitudes de peregrinos a San Giovanni Rotondo y obligando a la Iglesia y a la ciencia a ocuparse del fenómeno.

Esta fama de santidad le atrajo también duras críticas, incluso por parte de algunos hombres de Iglesia.

En 1940 el padre Pío puso en marcha su obra caritativa: comenzó a recaudar fondos para la construcción del hospital del Casa Alivio del Sufrimiento, obra que realizará con las aportaciones de sus hijos espirituales de todos los continentes.

Murió el 23 de septiembre de 1968.

El padre Pío ha dejado a la humanidad como testamento, además del Hospital Casa Alivio del Sufrimiento, los «Grupos de oración»: asociaciones de laicos, reconocidas por la Santa Sede, que hoy día se encuentran esparcidas por los cinco continentes. Se trata de fieles que se reúnen bajo la guía de un sacerdote para formarse espiritualmente y llevar una vida cristiana coherente, en obediencia al propio obispo. En el mundo, hay más de 3.000 grupos con unos 500.000 miembros.

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ZENIT Staff

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