Un rabino reconoce que los judíos están en deuda con los católicos

Jack Bemporad, director del Centro de Comprensión Interreligiosa de New Jersey

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ROMA, 13 diciembre 2002 (ZENIT.org).- El rabino Jack Bemporad, director del Centro de Comprensión Interreligiosa de Englewood (New Jersey), felicitó este jueves en Roma a la Iglesia católica por los pasos de acercamiento al pueblo judío dados en los últimos años y lamentó el que no se haya dado una respuesta judía a su mismo nivel.

En particular, el rabino mencionó como ejemplo el documento de la Comisión Pontificia Bíblica, «El pueblo judío y sus Sagradas Escrituras en la Biblia cristiana» (2001).

Bemporad, que dictó una conferencia invitado por el Servicio de Documentación e Información Cristiano-Judía (SIDIC) en el centro romano Pro Unione, de los Frailes Franciscanos del Atonement, reconoció que se trata de un documento «valiente, estimulante y un gran paso hacia delante en la comprensión entre cristianos y judíos».

«Falta un texto judío que agradezca a la Iglesia católica su posición», manifestó. En este sentido, el rabino Bemporad lamentó que el judaísmo no haya emitido ningún texto oficial comparable a la Declaración del Concilio Vaticano II «Nostra Aetate» (1965), a «Nosotros recordamos: Una reflexión sobre la «Shoah»» (1998) o a tantos otros textos oficiales católicos que han afrontado la cuestión judía.

Según Bemporad, el documento que siempre se presenta como respuesta de los judíos a las afirmaciones católicas, la declaración «Dabru Emet», «no es un documento oficial»: «Yo mismo no podría firmarlo porque estoy en desacuerdo en puntos fundamentales», explicó.

El rabino ofreció una respuesta judía al documento de la Comisión Pontificia Bíblica, que comienza con el prólogo del cardenal Joseph Ratzinger, en el que explica que este texto «puede ofrecer un auxilio importante para una renovada comprensión entre cristianos y judíos».

A pesar de confesarse muy satisfecho por el texto, el rabino norteamericano reformado, confesó su desacuerdo en dos aspectos. El primero, la ignorancia de la interpretación rabínica de los textos bíblicos. Y el segundo, el uso de los textos de Qumrán (los llamados manuscritos del Mar Muerto de la comunidad judía heterodoxa de los esenios, contemporánea de Jesús).

Para Bemporad, «usar estos textos del Mar Muerto, de los que personalmente soy escéptico, y desestimar la interpretación rabínica avalada por el judaísmo es como acercarse al cristianismo olvidando los Evangelios y usar en cambio textos apócrifos como el Evangelio de Tomás, no reconocido canónicamente».

Finalmente, el rabino reconoció que entre los judíos falta un conocimiento de Jesús y del cristianismo en general. Sin embargo, matizó, en las escuelas rabínicas reformadas, como el Hebrew College de Nueva York, sí que se estudia el cristianismo. Él mismo, que ha sido profesor en este centro, es un entusiasta de las parábolas de Jesús, que calificó de «maravillosas».

El padre Johannes Beutler, del Pontificio Instituto Bíblico y miembro de la Comisión Pontificia Bíblica, precisó que el documento discutido tenía un carácter pastoral y que iba dirigido a los católicos. A pesar de ello, el profesor jesuita reconoció que hubiera sido mejor que la Comisión presentara el texto a algún alto exponente del mundo judío antes de promulgarlo.

El director del Centro Pro Unione, el padre James F. Puglisi, explicó que el rabino Bemporad es una de las personas que más ha contribuido en los Estados Unidos al impulso en las relaciones judeo-cristianas, no sólo a nivel teológico sino también vital.

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ZENIT Staff

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