Un «sí» apasionado y vibrante a la vida

Mensaje de monseñor Rodrigo Aguilar Martínez, obispo de Tehuacan (México)

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MÉXICO, sábado, 24 marzo 2007 (ZENIT.orgEl Observador).- Publicamos el mensaje que ha escrito monseñor Rodrigo Aguilar Martínez, obispo de Tehuacan (México), con motivo del 25 de marzo, Día de la Vida.

* * *

La Iglesia Católica en México, al igual que en otros países, celebra el 25 de marzo como el “Día de la Vida”. En ese día, exactamente nueve meses antes de la fiesta de la Navidad, celebramos la visita que el Angel Gabriel hace a la Virgen María para anunciarle los planes que Dios tiene en relación con ella. María responde con entera disponibilidad: “Yo soy la esclava del Señor, cúmplase en mí lo que me has dicho.” (Lc 1,38). Con esa respuesta, María concibe a Jesús en la fe y luego físicamente en su vientre. Entonces el Hijo de Dios -eterno con el Padre y el Espíritu Santo- inicia su existencia humana, empezando a crecer en el vientre de María.

María queda embarazada sin participación de varón, por obra del Espíritu Santo; pero la gestación de Jesús se realiza según el proceso natural: el óvulo fecundado, al inicio una célula pequeñísima, comienza rápidamente su multiplicación celular, como el desarrollo de todo embrión humano; a las cinco semanas de su concepción, apenas mide un centímetro, pero diversos órganos ya han empezado a tomar forma. A los dos meses la forma del cuerpo ya está completa. En adelante no necesitará más que refinar sus funciones y crecer. De los dos a los nueve meses multiplicará veinte veces su estatura y mil veces su peso.

Como nos decía bellamente el Papa Juan Pablo II, María se convierte en “el primer sagrario de la historia”, albergando a Cristo Jesús.

María dice “sí” a Dios Padre con libertad y entrega total.

A usted que me escucha, le invito a alegrarnos de que nuestra madre también haya dicho “sí” a Dios y haya aceptado su embarazo y el dar a luz esa nueva vida humana que somos nosotros. Menciono esto expresamente, porque en el mundo entero va creciendo una mentalidad y una legislación que no sólo deja de ver el aborto como un delito, sino como algo permitido e incluso, según su mentalidad, como lo mejor; por otro lado, a quienes nos oponemos al aborto, nos tachan de retrógradas, oscurantistas, que no permitimos el avance de la ciencia, que no estamos cercanos a las necesidades de la gente, que no comprendemos los derechos de la mujer y la muerte de muchas por abortos clandestinos debido a embarazos no deseados.

Yo en cambio, no comprendo a quien dice defender los derechos humanos y promueve la negación del derecho a la vida de quien ya ha empezado a existir. Efectivamente, desde el momento de la concepción, el embrión tiene un crecimiento y desarrollo coordinado, continuo y gradual. El embrión humano ya es ser humano desde el momento mismo de la concepción. De la misma manera, no comprendo a la mujer que bloquea su maternidad y se convierte en asesina de su propio bebé, no importa que tenga apenas unos días de embarazo.

Pregunto a usted, que defiende el aborto: ¿ha visto fotografías o videos de un aborto provocado?

Con motivo de la celebración del Día de la Vida, invito a usted: a dar gracias a Dios por la vida que Él nos ha concedido; a estar totalmente disponibles a una nueva vida humana, aunque haya pobreza material o aunque el embrión venga con malformaciones o sea fruto de una violación.

No interrumpa su maternidad. Mejor favorezca su desarrollo y, en todo caso, ofrezca en adopción la criatura que no quiere ayudar a crecer ya nacida.

Por otro lado, recuerde usted que la solución para evitar un embarazo no deseado, es evitar tener relaciones sexuales fuera de una relación responsable, estable y madura. La relación sexual dentro del matrimonio favorece una atmósfera de responsabilidad ante el gozo y el compromiso de una nueva vida humana.

Invito a usted a oponernos al aborto, diciendo un “sí” apasionado y vibrante a la vida humana, como regalo de Dios, para acogerla y ayudarla a crecer y desarrollarse, viviendo plenamente la misión que Dios nos encomienda: ser defensores y promotores de la vida humana.

+ Rodrigo Aguilar Martínez
Obispo de Tehuacán

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ZENIT Staff

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