ROMA, 14 octubre 2003 (ZENIT.org).- Antonino Zichichi, presidente de la World Federation of Scientists, considera que los 25 años de pontificado Juan Pablo II han servido para relanzar el diálogo entre la ciencia y la fe.
Zichichi, pionero en física nuclear, catedrático en la Universidad de Bolonia, resume la labor realizada por este Papa en una frase que pronunció meses después de ser elegido obispo de Roma: «La ciencia y la fe son ambas dones de Dios».
«Juan Pablo II da a la ciencia la fuerza para defenderse del asalto de la cultura dominante, separando netamente ciencia –que es el estudio de la lógica de la creación– y técnica –que es el uso de la ciencia, en el bien y en el mal–», aclara el físico en un artículo enviado a la redacción de Zenit.
En un mensaje dirigido a la World Federation of Scientists, sigue recordando su presidente, Juan Pablo II dice: «El hombre puede morir por efecto de la técnica que él mismo inventa, no de la verdad que descubre, siguiendo la enseñanza de Galileo».
Según Zichichi, no sólo con la rehabilitación, sino con la comprensión profunda de Galileo Galilei, este pontificado ha abierto una nueva alianza entre fe y ciencia. «El 30 de marzo de 1979, el Papa se encontró en el Vaticano a físicos europeos y les dice que la ciencia nació de un acto de fe. Galileo, de hecho, estudio las piedras para descubrir la lógica de la creación».
«La acción conjunta de Juan Pablo II y de los científicos de 115 naciones que firmaron el Manifiesto de Erice dio una contribución determinante a la caída del Muro de Berlín», sigue constatando el físico. El manifiesto, firmado en 1982 por 10.000 científicos de todo el mundo, pedía el desarme nuclear.
Juan Pablo II ha dedicado una encíclica a afrontar la relación entre razón –en particular la ciencia y la filosofía– con la fe, la «Fides et Ratio», de 1998.
