Una asociación ante el sentimiento anticatólico de políticos en Europa

SAN MARINO, viernes, 1 septiembre 2006 (ZENIT.org).- El miércoles 23 de agosto, en paralelo al Meeting di Rimini, se celebró en San Marino un encuentro titulado «La fe se hace cultura en campo político» en el que se presentó una asociación que busca contrarrestar el sentimiento anticatólico de ambientes políticos europeos.

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Introdujo los trabajos monseñor Luigi Negri, obispo de San Marino-Montefeltro, responsable de la
Fundación Juan Pablo II para el estudio y la promoción de la Doctrina Social y del Magisterio de la Iglesia.

El vicepresidente del Parlamento Europeo, Mario Mauro, subrayó la importancia de la Asociación para la Fundación Europa, de inspiración cristiana, pues «sin la conciencia de una precisa identidad, toda confrontación se hace insignificante e inútil para quienquiera que la lleve a cabo».

Puso como ejemplo la reciente polémica sobre el uso o no de embriones humanos con fines de investigación.

El vicepresidente del Parlamento Europeo preguntó: «Yo tengo una hija con algún problema, que podrá ciertamente beneficiarse de los buenos resultados de la investigación que hay que promover, pero ¿que dirían ustedes si propusiera cortar una pierna a otro niño para ayudar a mi hija?».

«En el caso de los embriones –añadió Mauro– es todavía más grave: son individuos, ¡son personas! ¿Cómo es posible matarlos para realizar investigaciones que quizá, tal vez, podrían ayudar a mi hija?».

Giorgio Salina, presidente de la recién nacida Asociación para la Fundación Europa, reconoció que esta institución ha surgido tras constatarse una cierta animadversión contra los católicos en el Parlamento Europeo.

Recordó el rechazo de la candidatura a Comisario europeo de Justicia de Rocco Buttiglione por manifestar sus convicciones cristianas sobre temas como el matrimonio o la homosexualidad.

«Debe quedar claro a todos que Buttiglione fue rechazado por católico ¡y no por otra cosa! No se quería a un católico en aquella función, con aquellas responsabilidades. Esto demuestra la hostilidad difusa y manifiesta que encuentra en las instituciones europeas, en concreto en el Parlamento, la cultura cristiana, considerada una subcultura».

«Además, dos meses después –añadió Salina– en la Comisión de Asuntos Constitucionales, dos diputados ingleses, Richard Corbett y Andrew Duff, propusieron revisar el procedimiento de valoración y aprobación de los comisarios porque se había cometido un grave error: se había juzgado a un hombre por sus ideas y no por su programa, y esto es gravemente contrario a la carta europea de derechos fundamentales».

«La Asociación para la Fundación Europa –anunció Salina– podría promover, una o dos veces al año, un encuentro entre diputados, cristianos y sensibles a los valores cristianos, nacionales y europeos del mismo país y de toda fuerza política. Podría ser una contribución para contrarrestar el laicismo jacobino de corte francés que penetra la cultura europea».

La asociación se acreditará ante las instituciones europeas y participará en las sesiones públicas, presentando su propia posición, en plena sintonía con la Doctrina Social de la Iglesia y colaborará con aquellos diputados europeos que compartan estos valores.

La asociación promoverá la mención de la herencia cristiana en el preámbulo del Tratado constitucional europeo, que por el momento se encuentra estancado.

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ZENIT Staff

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