Una oportunidad para entender la unidad de los cristianos

En la festividad de los santos Cirilo y Metodio

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ROMA, miércoles 15 febrero 2012 (ZENIT.org).- San Cirilo y Metodio, religiosos de origen y cultura bizantina, que predicaron y realizaron un proyecto de inculturación del evangelio en el territorio eslavo son hoy una oportunidad para entender la unidad de los cristianos. Esta entretanto no se puede forzar y hay que aceptar que Dios la obtenga cuando y como él querrá.

Estas ideas fueron expuestas este martes en Roma, en la iglesia de San Clemente, a pocos pasos del Coliseo, por el cardenal Franc Rodé, prefecto de la Congregación para la Vida Consagrada, después de la misa que celebró junto al obispo griego católico de Bratislava, Peter Rusnak, al arzobispo Cyril Vasil, secretario de la Congregación de las Iglesias Orientales, y el futuro obispo auxiliar de Bratislava, Josef Halko. Los cantos polifónicos y ceremonial de clara matriz oriental, crearon una atmósfera propia, aunque la misa fuera en rito romano.

Los festejos son organizados a turno por los pontificios colegios croata, esloveno, checo o eslovaco. Este año la organización le tocó al eslovaco de los santos Cirilo y Metodio con la colaboración del Nepomuceno. En el 2013 será el jubileo de los 1050 años de dichos santos.

San Cirilo vivió en el siglo IX, evangelizó Panonia y Moravia, inventó el alfabeto gloglitico, más conocido como cirílico. Metodio era su hermano. Ambos son venerados tanto por la Iglesia católica como por la ortodoxa. Son patronos de Europa junto a san Benito.

Cirilo y Metodio ejemplo de fidelidad

El cardenal Rodé, en declaraciones a ZENIT indicó la importancia “del ejemplo de Cirilo y Metodio, que a pesar de las tensiones entre la Iglesia de Constantinopla y la de Roma, demostraron que se podía ser de cultura bizantina si bien reconociendo la autoridad suprema de Pedro”. Al punto que “a pesar de las tensiones existentes los papas Adriano II y Juan VII reconocieron su proyecto cultural”.

El purpurado recordó que en aquel momento “en el que la Iglesia formalmente era una pero con tensiones internas, los dos hermanos llegan al territorio eslavo en donde están en conflicto diversos intereses políticos.

Llevan la palabra del evangelio predicada y escrita en idioma eslavo. Su acercamiento a las poblaciones locales es considerado peligroso por quienes querían apropiarse del territorio.

El cardenal Rodé recordó que Benedicto XVI evocó el año pasado a Cirilo y Metodio en un discurso en el que elogiaba cómo a pesar de las dificultades que encontraron las soportaron con gran paciencia y dignidad. Por ello, prosiguió el cardenal, “los pueblos eslavos tienen un gran amor hacia estos dos grandes apóstoles y esto quedó en la memoria colectiva”.

A pesar de las diversas dificultades “su santidad se manifiesta en el amor sincero hacia un pueblo menos culto respecto a una gran civilización refinada, superior, como la de Bizancio. Entran en este mundo menos evolucionado donde las poblaciones los acogen con gran amor. Cirilo y Metodio quieren acercar a Cristo y su mensaje para que pueda ser acogido no como una palabra extrajera, sino como una palabra familiar, de casa, que llega al corazón”.

Una gran oportunidad para la unidad

Cirilo y Metodio, santos venerados en tantos países del Este “son una gran oportunidad para entender la unidad: hijos de Bizancio, de cultura bizantina, ellos trabajan en completo acuerdo con el sucesor de Pedro. Le piden al papa de Roma la aprobación de su proyecto de evangelización e inculturación del evangelio en el territorio, mentalidad e idioma eslavo”.

Además, indicó el cardenal, “ellos tienen por lo tanto una importancia también cultural pues están en los orígenes de la literatura de los pueblos eslavos”.

Su eminencia precisó: “Esta diversidad la hemos constatado incluso hoy y aquí. Estuvieron obispos del rito oriental, sacerdotes de tantos pueblos diversos, donde la diversidad en la unidad de la fe y del reconocimiento de la jerarquía eclesiástica y de la sucesión apostólica no constituye ningún problema”.

La Iglesia reconoce los elementos positivos de las culturas

“La Iglesia no quiere una uniformidad –añadió el purpurado- y reconoce las diversas tradiciones, mentalidad, espiritualidad, así como últimamente reconoce la autenticidad de ciertos elementos de la Iglesia anglicana. Ellos regresan y conservan elementos positivos que se encuentran en el anglicanismo. Así la Iglesia reconoce elementos positivos que son auténticamente cristianos, evangélicos, de las diversas culturas, sean eslavas o de otras orientales, como armenos, maronitas, caldeos, etc.

No se puede forzar el ecumenismo

“No se puede forzar –concluyó- pues una cierta impaciencia puede incluso dañar la idea de proyecto ecuménico. Dejemos a Dios, al Señor que nos una cuando y como Él querrá”.

Al concluir la misa, mientas se cantaban las letanías de todos los santos, los celebrantes y religiosos en cortejo, seguidos por representantes del cuerpo diplomático y por unos cuatrocientos fieles, se dirigieron al imponente sector arqueológico de la iglesia de San Clemente, ubicado debajo del templo, donde se encuentra la tumba de san Cirilo, y donde después del canto del Salve Regina fue impartida la bendición solemne.

Por H. Sergio Mora

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ZENIT Staff

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