Uno de los colaboradores del Papa hace un balance de la visita a España

El padre Lombardi, director de programación de «Radio Vaticano»

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CIUDAD DEL VATICANO, 5 mayo 2003 (ZENIT.org).- La gran sorpresa de la visita de Juan Pablo II a España ha sido la participación de la gente en los dos grandes encuentros (muy superior a la prevista) y el estímulo que ha impreso tanto en el Papa como en los católicos españoles, constata el director de programación de Radio Vaticano

El padre Federiclo Lombardi, quien ha seguido de cerca al Papa en su viaje internacional número 99, hace en esta entrevista un balance.

–¿Cuál ha sido la opinión que e ha hecho de este quinto viaje del Papa a España?

–Padre Lombardi: Me parece que ha sido un viaje que se ha desarrollado perfectamente, como estaba previsto. Si bien, en estos momentos el Papa está limitado en sus movimientos, podemos decir sin embargo que, con su presencia espiritual y con su voz, ha dominado el terreno. Lo hemos podido ver en los diálogos con los jóvenes, en sus improvisaciones, en la fuerza de sus expresiones. De modo, que hemos llegado al viaje número 99 y superaremos el 100.

–Usted hablaba de jóvenes. ¿Qué imagen se le ha quedado grabada de ese encuentro?

–Padre Lombardi: Del encuentro con los jóvenes me impresionaron mucho los testimonios. Fueron sumamente eficaces y arrancaron los aplausos de los jóvenes. El tema del viaje era «Seréis mis testigos» y pudimos ver testigos no sólo en las figuras de los santos canonizados el domingo por la mañana, sino también en la manera en que los jóvenes supieron testimoniar su compromiso con Cristo. Eran personas con diferentes ocupaciones eclesiales –una joven religiosa, un seminarista, un laico, y se habían preparado también una pareja de esposos y una discapacitada–. Supieron demostrar realmente que el Espíritu del Señor sopla muy fuerte y que el testimonio está vivo.

–Una de las características de este viaje fueron los gritos de ánimo contagiantes, que le dedicaron los cientos de miles de peregrinos al pontífice. ¿Cariño latino por Juan Pablo II?

–Padre Lombardi: Ciertamente. Cuando hay jóvenes de habla española en la Plaza de San Pedro o en el mundo, se nota su presencia, por la manera en que transmiten entusiasmo, por los eslóganes que lanzan. A mí siempre me interesa mucho la creatividad de esos eslóganes. En esta ocasión, he aprendido dos nuevos, que nunca antes había escuchado. Uno es «Juan Pablo, torero, te quiere el mundo entero». Hay que tener en cuenta que en Madrid se celebraban en estos días las fiestas patronales con corridas. Dirigir a una personal el apelativo de «torero» es el cumplido más grande que se le pude hacer. Otro eslogan es «Juan Pablo II nos ha cambiado el mundo». Es un eslogan bello y lleno de esperanza. Me parece que los jóvenes siguen sintiendo la novedad que trae el Papa.

–En las canonizaciones, había un millón de personas. Los fieles españoles no quisieron perderse esta cita. Por lo que usted ha podido ver y escuchar, ¿cuál es la impresión que han tenido los obispos de esta participación y, más en general, de la presencia del Papa en su comunidad nacional?

–Padre Lombardi: Me parece que los obispos estaban muy satisfechos. El sábado, participé en la cena ofrecida por la Conferencia Episcopal, donde reinaba un clima muy alegre y sereno. La población española ha respondido verdaderamente con mucho cariño. Estaban representadas las diferentes partes del país, y se pudo percibir un clima sereno de comunidad. Diría, por tanto, que la Conferencia Episcopal ha quedado verdaderamente alentada y ha sido sostenida por la presencia del Papa para llevar adelante sus proyectos pastorales. Han sido alentados a promover también el clima de reconciliación, de serenidad en un país en el que no faltan momentos de tensión, en particular, como sabemos, ligados al terrorismo.

–¿Qué atmósfera se respiró en los encuentros del Papa con los Reyes de España?

–Padre Lombardi: Los Reyes estuvieron muy presentes. Estaban en la llegada, en la Misa, estuvieron en la tarde del domingo, en un encuentro privado con el Papa, y estuvieron presentes en la despedida. Estuvieron, por tanto, muy cerca de esta fiesta de pueblo. Es interesante constatar cómo los responsables máximos de la nación participaron con el pueblo en este momento de alegría. Se notaba una gran sintonía entre los Reyes y el pueblo.

El encuentro privado fue un encuentro muy familiar. No sólo estaban los hijos, sino también los nietos de la Casa real, y sabemos que el Papa es muy espontáneo y cariñoso cuando hay niños. Fue un momento de gran alegría. Al final, quiso abrazar y besar al rey y a la reina. Creo que ha sido un gesto elocuente de la intimidad y de la familiaridad que se creó entre ellos.

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ZENIT Staff

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