Urge ayuda internacional para detener la espiral de violencia en Sri Lanka

Y Caritas solicita apoyo material para auxiliar a la probada población local

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JAFFNA/CIUDAD DEL VATICANO, martes, 15 mayo 2007 (ZENIT.org).- El obispo católico de Jaffna, monseñor Thomas Savundaranayagam, reclama la ayuda de la comunidad internacional para devolver a la paz Sri Lanka.

Especialmente el noreste del país padece una reanudación del conflicto civil. Crímenes, desapariciones y otras violaciones de los derechos humanos se suceden. Jaffna, en particular, afronta una gravísima crisis humanitaria, atrapada y aislada en el fuego cruzado del ejército y de la guerrilla separatista de los LTTE (Tigres para la Liberación de la Patria Tamil).

El combate de los LTTE por la independencia en el norte y este del país estalló en 1983. El resultado: la pérdida de 65 mil vidas, un millón de desplazados y un extenso daño a hogares e infraestructuras públicas, además del recelo entre diferentes etnias y comunidades religiosas.

El enfrentamiento entre cingaleses -la mayoría de religión budista- y la minoría tamil -hinduistas-, que sumió a la pequeña isla del subcontinente indio en dos décadas de guerra civil, prosiguió hasta la firma del «alto el fuego» en febrero de 2002, pero las violaciones de este acuerdo se suceden.

La confederación católica mundial de ayuda, «Caritas Internacional» (CI), calcula que, entre el choque bélico y el «tsunami» de diciembre de 2004, medio millón de personas están sin hogar en la isla.

Se hace portavoz del obispo de Jaffna, quien en un encuentro con oficiales del gobierno estadounidense –el pasado 9 de mayo- en visita en su localidad, alertó de que las dos partes en conflicto en Sri Lanka no muestran interés en impulsar negociaciones significativas.

Las rupturas del citado «alto el fuego» -agudizadas desde finales de 2005- ya se traducen en miles de muertos, sobre todo entre civiles, pero también entre soldados y rebeldes.

«Las negociaciones sólo podrían empezar con la participación de la comunidad internacional. El pueblo de Sri Lanka está contra la guerra y tiene un fuerte deseo de paz», apremia el obispo Savundaranayagam.

Sugiere el prelado que se llegue a acuerdos «para que la comunidad minoritaria perciba su igualdad como ciudadanos y su derecho a la autodeterminación».

Y es que preludio de este sangriento choque emprendido hace cinco lustros fue un fuerte movimiento nacionalista de raíz budista que generó en la minoría tamil la percepción de ser discriminada de la vida política, social, civil y cultural del país, de entre cuya población, de casi 20 millones de habitantes, el 70% es budista, el 15% hinduista, el 8% cristiano y el 7% musulmán.

«Caritas Internationalis» reclama igualmente a las partes en conflicto que se comprometan a detener esta espiral de violencia y a emprender un camino hacia una solución negociada.

Asimismo les apremia a aceptar una misión de control, por parte de las Naciones Unidas, respecto a la cuestión de las violaciones de los derechos humanos, además de exhortarles a participar en un diálogo serio sobre la reforma constitucional que reconozca las aspiraciones de las minorías del país.

En este momento, advierte CI, «Caritas Sri Lanka» solicita en torno a 4 millones de dólares estadounidenses para ayudar a los afectados por el conflicto.

El organismo católico trabaja con todas las comunidades civiles que padecen este drama facilitándoles refugio y alojamiento, alimentación básica, provisión de agua, oportunidades laborales, educación y asistencia sanitaria a familias desplazadas. Actualmente asiste a unas 200 mil personas.

«Caritas Internationalis» (www.caritas.org) es una confederación de 162 organizaciones católicas de ayuda, desarrollo y servicio social, presentes en más de 200 países y territorios.

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ZENIT Staff

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