Uruguay: La Iglesia alerta contra la adopción de niños por homosexuales

Monseñor Cotugno afirma que privar de familia natural discrimina al menor  

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MONTEVIDEO, martes 18 de agosto de 2009 (ZENIT.org).- Ante el proceso legislativo en marcha que legaliza la adopción de niños por parejas homosexuales en Uruguay, la Iglesia ha alertado de la gravedad de aceptar algo que va «contra la misma naturaleza humana». 

«Los niños no pueden ser utilizados como instrumento para la reivindicación de derechos de unas personas, de un grupo; ni la adopción es una institución que pueda regirse por criterios de conveniencia política», considera el arzobispo de Montevideo, monseñor Nicolás Cotugno, S.D.B., presidente de la Comisión para la Familia de la Conferencia Episcopal del Uruguay. 

Lo afirma en un mensaje titulado «Es grave aceptar la adopción de niños por parejas homosexuales», publicado en la web de la Conferencia Episcopal del Uruguay junto a otros documentos anteriores de la Iglesia relacionados con este tema. 

El obispo destaca que, con la adopción de menores por parte de uniones homosexuales, se discrimina a los menores «causándoles serios daños, ya que pueden ser adoptados por padres naturales». 

Destacando el aspecto filosófico y sociológico, y no sólo religioso, de esta cuestión, monseñor Cotugno indica que «los niños no necesitan sólo alimento y cariño, sino y especialmente, formación y proyección como personas en una familia natural».  

«Los niños naturalmente necesitan del referente como padre y como madre y no se tiene el derecho de suplirle esta necesidad natural -añade-. La naturaleza humana exige para un correcto desarrollo de su personalidad que los niños cuenten con modelos de identidad masculina y femenina». 

La iniciativa legislativa en proceso acelera los plazos de adopción, centraliza el trámite en el Instituto del Niño y el Adolescente del Uruguay, y permite la adopción por parte de parejas en concubinato, entre ellas las homosexuales. 

Para el arzobispo de Montevideo, «el bien común exige que las leyes reconozcan, favorezcan y protejan la unión matrimonial como base de la familia, célula primaria de la sociedad».  

«Reconocer legalmente las uniones homosexuales o equipararlas al matrimonio, significaría no solamente aprobar un comportamiento desviado y convertirlo en un modelo para la sociedad actual, sino también ofuscar valores fundamentales que pertenecen al patrimonio común de la humanidad», indica en su mensaje

En opinión de monseñor Cotugno, «quienes libremente optaron por una vida de relación homosexual, asumieron tener un estilo de vida ajeno a la procreación y al poder ser padres».  

Para el prelado, «no permitir la adopción a los homosexuales no supone ninguna forma de discriminación».  

Si no conformo una relación natural de hombre y mujer no puedo pretender engendrar, educar y formar a un hijo», destaca.  

El prelado concluye su mensaje señalando como «deber de la familia humana y de la misma sociedad», defender a los menores «en armonía con las exigencias propias de la naturaleza humana».

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ZENIT Staff

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