V centenario de los religiosos somascos: mostrar la paternidad de Dios a los jóvenes

Huérfanos, toxicómanos y alternativa a la prisión, una labor en los cinco continentes

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Por H. Sergio Mora

ROMA, jueves 3 mayo 2012 (ZENIT.org).- En una de las siete colinas de Roma, el Avventino, en la iglesia de los santos Bonifacio y Alessio (sant’Alessio all’Avventino), se realiza del 4 al 9 de mayo el jubileo de la orden religiosa de los somascos, con motivo del V centenario del inicio de la conversión de su fundador, san Girolamo Miani.

La orden religiosa se ocupa de la juventud en dificultad, tiene colegios, casas familia y estructuras que ayudan a huérfanos, así como a la recuperación de jóvenes que han caído en la dependencia de la droga o que cumplen penas alternativas a la prisión. En los veinte países en los que se encuentran realizan diversos tipos de asistencia a los jóvenes, en varios de ellos con hogares para los niños de la calle.

El número dos de la orden, el padre español José Antonio Nieto Sepúlveda le indicó a ZENIT: “Nuestro fundandor, Girolamo Miani fue nombrado patrón universal de los huérfanos y de la juventud abandonada. Nosotros continuamos con esta labor y nuestras casas son especialmente para huérfanos, jóvenes con dificultad, tóxicos. Apuntamos mucho a la formación”.

La conmemoración comprende diversas iniciativas, como una muestra filatélica y numismática sobre temas religiosos; un concierto; una obra teatral, además de una conferencia del cardenal Gianfranco Ravasi y una misa con el cardenal Agostino Vallini. “Más allá de los festejos, con motivo del V centenario –recordó Sepúlveda- estamos abriendo dos nuevos centros, uno en Haití y una escuela en Nigeria”.

“El carisma de la orden es el de mostrar la paternidad de Dios en medio a los jóvenes. Hacerles ver que hay alguien que se ocupa de ellos”, dijo el vicario y recordó que san Girolamo decía: «Quiero vivir y morir en medio de ellos». “O sea lo que hoy en día la ciencia de la educación llama la empatía. Y es necesario por lo tanto descubrir la realidad y riqueza de esos niños que tienen un nombre. Niños que fueron heridos de manera terrible porque rechazados o porque nadie les brindó amor”.

“Nosotros somos un elemento de ayuda –dijo- pero quienes intervienen en el proceso de curación son los terapeutas, profesionales, psicólogos, médicos, etc”.

El vicario general de la orden de los somascos, compuesta por unos 500 miembros laicos y sacerdotes, añadió. “Somos hermanos laicos y sacerdotes, no monjes, de vida activa con obligación de vida comunitaria”.

Indicó que en Italia atienden a unos tres mil alumnos, además de unos doscientos toxicodependientes y unos cuatrocientos jóvenes que cumplen penas alternativas a la prisión.

Entre diversos datos interesantes añadió que los jóvenes les son confiados por los jueces o centros sociales y asistidos por los especialistas. A diferencia de otras casas familia, en las que cada ocho horas los especialistas o asistentes se turnan, en la de los somascos después que los especialistas se van, en resto del día, queda un sacerdote que pasa a ser un punto de referencia, favoreciendo mucho la recuperación de los jóvenes.

Sobre la financiación, el vicario especificó que “en algunos países como en Estados Unidos somos parte del cuerpo docente, o sea con un sueldo en cuanto educadores. En otros países como en Nigeria estos jóvenes viven gracias a las donaciones de las cooperaciones de España, Europa y contribuciones varias, etc».

“En América Latina: en México, Guatemala Honduras El Salvador, Colombia Brasil y Ecuador, tenemos centros grandes de formación profesional trabajando con esos jóvenes”.

El nombre de la orden religiosa nace de la ciudad de Somasca, en el norte de Italia en donde surgió uno de los primeros centros de la obra, y en donde murió su santo fundador, Girolamo Miani, laico, noble y militar que luchando por la Serenísima República de Venecia, tras ser capturado, fue liberado –según él atribuyó- de manera milagrosa por intercesión de la Virgen María, con lo que inició su camino de conversión en el período histórico de la llamada contrareforma.

Fueron once años en los que vuelve a su vida en los palacios, con un director espiritual que será el futuro papa Pablo IV y en el que comienza a leer las escrituras. Así decide dejar todo, vender todo. San Girolamo después de probar la derrota, apuesta en la educación y la escolarización de los niños de la calle, abriéndoles el mundo del trabajo y de la cultura para restituirlos a la sociedad que los estaba marginando.

El historiador polaco Bronisaw Bremek señala a san Girolamo Miani como el inventor de las escuelas profesionales en Europa, y de la reglamentación del aprendizaje en los talleres con regular contrato notarial, anticipando así en tres siglos los contratos de la revolución industrial de los siglos XIX y XX.

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ZENIT Staff

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