CARACAS, 15 julio 2002 (ZENIT.org).- Los obispos de Venezuela han ofrecido su mediación para lograr la reconciliación nacional en la Exhortación Colectiva que publicaron al finalizar la LXXVIII Asamblea Plenaria Ordinaria de la Conferencia Episcopal Venezolana este miércoles.
El documento, como reconocen los prelados, aparece en momentos de grave falta de cohesión nacional, de avance de la pobreza, de debilitada credibilidad de los poderes públicos, y de peticiones de renuncia del presidente Hugo Chávez (este jueves tuvo lugar una multitudinaria manifestación en Caracas que así lo pedía).
Como constatan los prelados, Venezuela se presenta como una sociedad polarizada, «con extremos que se excluyen mutuamente», a pesar de que la inmensa mayoría de los venezolanos desea la paz y la convivencia.
«Sin Estado de derecho y sin poderes públicos autónomos no hay democracia ni se garantizan los derechos humanos», advierte el episcopado.
Este «cuadro nacional de extrema gravedad» exige de todos los venezolanos «un esfuerzo excepcional» para evitar una situación de ingobernabilidad y apremia a encontrar el camino de la reconciliación y el impulso para construir una sociedad más justa, fraterna y solidaria, según explican los obispos del país.
De acuerdo con el mensaje del episcopado, el principal medio para conseguir este objetivo es el diálogo, cuyo primer responsable es el propio gobierno, «el cual debe demostrar con sus obras esa disposición y actuar de manera imparcial».
Crear una «Comisión de la Verdad» –que aclare con todo rigor los hechos que el pasado abril convulsionaron al país–, eliminar entre la población el recurso a las armas, desterrar actitudes de intolerancia y fomentar la reconciliación dentro de la propia Fuerza Armada son otros factores necesarios para superar la crisis del país, según los prelados.
En el mensaje del episcopado también se indica la necesidad de que los organismos del Poder Público actúen según la legislación en beneficio del bien común y no por intereses partidistas, para lo cual «es urgente que se den los pasos necesarios para una renovación y legítima designación de sus miembros, de acuerdo con los mecanismos establecidos en la Constitución Nacional», recuerdan los prelados.
Haciendo un llamamiento a «desterrar el odio, a rechazar cualquier solución violenta y a favorecer un acuerdo fundamental para que en Venezuela haya posibilidades de vida digna para todos», el episcopado ofrece finalmente su aportación para el encuentro y el entendimiento de todos los sectores de la vida nacional.
«No pedimos que nadie renuncie a sus convicciones, sino que las encauce constructivamente dentro de un marco democrático, apreciando y respetando la vida y dignidad de los otros», concluye el mensaje.
