Vida, familia, inclusión…, desafíos para Argentina; según sus obispos

Documento ante las próximas elecciones

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BUENOS AIRES, jueves, 23 agosto 2007 (ZENIT.org).- Entre los grandes desafíos que afronta Argentina ante las próximas elecciones, los obispos del país han destacado la defensa de la vida, la familia, la inclusión y políticas de Estado orientadas al bien común.

Así lo expresa el documento que ha emitido el episcopado argentino al concluir este jueves la reunión de la Comisión Permanente.

Las elecciones presidenciales y legislativas tendrán lugar el día 28 de octubre. De estas elecciones saldrá el sucesor del presidente Néstor Kirchner.

«Este año, marcado de manera particular por las elecciones, es una ocasión propicia para que hagamos un examen serio de nuestro comportamiento social, y analicemos cómo es el cumplimiento de nuestros deberes y la exigencia de nuestros derechos, sea como simples ciudadanos, sea como autoridades llamadas a ejercer la función para la que son elegidas», afirman los obispos en el documento.

«La trascendencia del acto eleccionario exige una gran transparencia –añaden–, que lo aleje de prácticas demagógicas y presiones indebidas, como el clientelismo y la dádiva, que desvirtúan su profundo significado y degradan la cultura cívica. Por otra parte, es obligación del ciudadano controlar la gestión del gobernante»..

Entre los desafíos que afronta Argentina en estos momentos, que «nos comprometen como ciudadanos», los obispos comienzan mencionando la defensa de la vida.

«La vida es un don de Dios y el primero de los derechos humanos que debemos respetar –afirman–. Corresponde que la preservemos desde el momento de la concepción y cuidemos su existencia y dignidad hasta su fin natural».

En segundo lugar, el texto invita a promover la familia, «fundada en el matrimonio entre varón y mujer», «célula básica de la sociedad y la primera responsable de la educación de los hijos».

«Debemos fortalecer sus derechos y promover la educación de los jóvenes en el verdadero sentido del amor y en el compromiso social», añaden.

El tercer desafío mencionado por los prelados es «el bien común», «el bien de todos los hombres y de todo el hombre».

«Debemos ponerlo por sobre los bienes particulares y sectoriales –propone la nota episcopal–. Su primacía sustenta y fortalece los tres poderes del Estado, cuya autonomía, real y auténtica, se hace imprescindible para el ejercicio de la democracia. Dicho bien común se afianza cuando la autoridad sanciona leyes justas y vela por su acatamiento. También el ciudadano está obligado en conciencia a cumplirlas, salvo que se opongan a la ley natural».

La inclusión de todos los ciudadanos es otra de las emergencias mencionadas por el texto.

«La pobreza y la inequidad, no obstante el crecimiento económico y los esfuerzos realizados, siguen siendo problemas fundamentales –denuncian los obispos–. Toda gestión social, política y económica debe estar orientada al logro de una mayor equidad, que permita a todos la participación en los bienes espirituales, culturales y materiales».

El documento explica también que «tenemos que promover el verdadero federalismo, que supone el fortalecimiento institucional de las Provincias, con su necesaria y justa autonomía respecto del poder central. Los poderes del Estado se ennoblecen cuando consolidan la estructura federal y republicana del País».

Por último la nota pide auténticas políticas de Estado. «La experiencia –aclara– nos ha enseñado que una sociedad no crece necesariamente cuando lo hace su economía, sino sobre todo cuando madura en su capacidad de diálogo y en su habilidad para gestar consensos que se traduzcan en políticas de Estado, que orienten hacia un proyecto común de Nación. Este sigue siendo un fuerte desafío para nuestra democracia.

El documento concluye reconociendo que Argentina «sufre todavía fragmentación y enfrentamientos, que se manifiestan tanto en la impunidad, como en desencuentros y resentimientos. Nos queda pendiente la deuda de la reconciliación».

«En este sentido, el Papa nos recuerda que “las condiciones para establecer una paz verdadera son la restauración de la justicia, la reconciliación y el perdón”», concluye el texto.

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ZENIT Staff

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