Vigilia mundial por la vida naciente

El 27 de noviembre, la Iglesia universal reza por la defensa de la vida

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ROMA, jueves 18 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).- El llamamiento fue lanzado el pasado mes de junio. En algunas Iglesias, la movilización ha sido un poco lenta, pero lo cierto es que el 27 de noviembre, en la Basílica de San Pedro, así como en las diócesis y en iglesias católicas de todo el mundo se celebrarán vigilias de oración, adoraciones al Santísimo Sacramento y se rezarán Rosarios en defensa de la vida naciente.

El pasado 14 de junio, el cardenal Antonio Cañizares, prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, y el cardenal Ennio Antonelli, presidente del Consejo Pontificio para la Familia, enviaron una carta a todos los presidentes de las conferencias episcopales para invitarles a organizar una solemne “vigilia por la vida naciente”.

En la carta, se informaba a los obispos de que había sido el Pontífice quien había tomado la iniciativa de celebrar el 27 de noviembre en la Basílica de San Pedro una “solemne vigilia por la vida naciente”, coincidiendo con las Primeras Vísperas del primer domingo de Adviento y en la cercanía de la Natividad de Nuestro Señor Jesucristo.

Junto a las Vísperas, la carta propone la adoración eucarística para “dar gracias al Señor, que con la donación total de sí mismo ha dado sentido y valor a toda vida humana, y para invocar la protección de todo ser humano llamado a la existencia”.

A la vigilia y a la adoración, la Conferencia Episcopal Española ha propuesto añadir también el rezo del Rosario.

“Es deseo del Santo Padre –se lee en la carta- que los obispos presidan en sus Iglesias celebraciones similares que impliquen a parroquias, comunidades religiosas, asociaciones y movimientos”.

La carta también explica: “Todos somos conscientes de los peligros que amenazan a la vida humana hoy a causa de la cultura relativista y utilitarista que oscurece la percepción de la dignidad de toda persona humana, cualquiera que sea su fase de desarrollo”.

Por eso, añade citando la encíclica Evangelium vitae de Juan Pablo II, “estamos llamados más que nunca a ser ‘pueblo de la vida’ con la oración y con el compromiso”.

La misiva invita a todos los presidentes de las conferencias episcopales a “implicar rápidamente y de la manera más apropiada” a todos los obispos de cada país de manera que “se pueda insertar esta iniciativa en los distintos programas diocesanos”.

La carta concluye con el deseo de que “todas las Iglesias particulares en unión con el Santo Padre, Pastor universal” puedan “obtener la gracia y la luz del Señor para la conversión de los corazones y dar un testimonio común de la Iglesia para una cultura de la vida y del amor”.

[Por Antonio Gaspari, traducción del italiano por Patricia Navas]

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ZENIT Staff

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