Visita «ad limina» de los obispos de EE. UU.: «Una pausa de discernimiento»

Tras los escándalos, desea el Papa al recibir al primer grupo de prelados

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CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 2 abril 2004 (ZENIT.org).- La quinquenal visita «ad limina Apostolorum» que han comenzado los obispos de Estados Unidos, constituye una oportunidad de «discernimiento» y «renovación» para la Iglesia en el país, sacudida por escándalos en los dos últimos años, según Juan Pablo II.

Es la propuesta que presentó este viernes al recibir en audiencia al primer grupo de prelados de la Conferencia Episcopal del país, procedentes de las provincias eclesiásticas de Atlanta y Miami.

«Nuestra reunión está teniendo lugar en un momento difícil para la historia de la Iglesia en Estados Unidos», comenzó reconociendo el Santo Padre.

Estos encuentros, deseó, deben llevar a «un más profundo aprecio por el misterio de la Iglesia en toda su riqueza y una discernimiento más amplio de los desafíos pastorales que están afrontando los obispos de Estados Unidos en la aurora del nuevo milenio».

La quinquenal visita «ad limina» se divide en tres partes. La primera es el encuentro personal entre los obispos y el Papa. En la segunda parte, los obispos rezan juntos en las tumbas de los santos Pedro y Pablo en Roma. La tercera parte ofrece la oportunidad a los obispos de encontrarse con los colaboradores del Papa.

Al final de su visita a Roma, el Papa se reúne con los obispos, separados en grupos, para ofrecer en un discurso pautas de misión. Los obispos de Atlanta y Miami son los primeros en mantener este encuentro.

Citando las conversaciones personales que en días pasados tuvo con los prelados estadounidenses, el obispo de Roma reveló que ha podido constatar «la pena causada por los escándalos de los pasados dos años y la urgencia de reconstruir la confianza y de promover la curación de heridas entre obispos, sacerdotes, y laicos de vuestro países».

«Confío en que la buena voluntad que habéis demostrado al reconocer y afrontar los errores y faltas pasados, tratando al mismo tiempo de aprender de ellos, contribuya decisivamente a este trabajo de reconciliación y renovación», añadió.

«Por este motivo –aseguró–, rezo para que nuestras reuniones no sólo refuercen la comunión jerárquica que une al sucesor de Pedro con sus hermanos obispos en Estados Unidos, sino que también produzcan abundantes frutos para el crecimiento de vuestras propias Iglesias locales en unidad y en celo misionero por el anuncio del Evangelio».

«En los próximos meses –anunció el Papa–, quisiera emprender con vosotros y con vuestros hermanos obispos una serie de reflexiones sobre el ejercicio del ministerio episcopal».

«Espero que una profunda reflexión sobre el don y el misterio que se os ha encomendado contribuya a la plenitud de vuestro ministerio como heraldos del Evangelio y a la renovación de la Iglesia en Estados Unidos», afirmó.

Para que esta renovación pueda ser auténtica, auspició que la «la visita a la tumba de Pedro y a la casa del sucesor de Pedro» sea «una peregrinación espiritual al corazón de la Iglesia».

Que esta peregrinación en Roma, concluyó, ofrezca la oportunidad a los obispos de «un encuentro más intenso con Cristo, de una pausa de reflexión y discernimiento, y de un impulso con nuevo vigor en la misión».

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ZENIT Staff

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