El pontífice vivirá en un pequeño chalet de dos pisos --como ya lo ha hecho otras siete veces-- rodeado de árboles, que sirven para bordear un jardín, realizado por los guardias forestales de la región, y adornado con flores típicas del Valle. La casa es de piedra y madera, y se encuentra en una planicie sobre la que domina el monte Gran Paraíso y desde donde se puede admirar el Mont Blanc, el Monte Rosa, el Gran Combin y la Punta Chaligne.