GINEBRA, jueves, 5 marzo 2009 (ZENIT.org).- La Santa Sede, preocupada por la dramática situación de muchos refugiados, ha pedido que la comunidad internacional adopte políticas de asilo solidarias.
La petición fue presentada por el observador permanente de la Santa Sede ante las oficinas de la ONU en Ginebra, el arzobispo Silvano Tomasi, al intervenir en la reunión convocada por el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), según informa este jueves «Radio Vaticano».
Monseñor Tomasi denunció la muerte, durante el año pasado, de más de 1.500 personas mientras intentaban entrar en territorio europeo.
«En este contexto el prelado insistió en la necesidad de que las políticas nacionales e internacionales, así como las disposiciones legales tengan una base sólida en materia de derechos humanos, donde el derecho a la vida ocupa el primer lugar», explica la emisora pontificia.
Tras reconocer que cada país tiene el derecho a definir su propia política de inmigración, el observador permanente de la Santa Sede ante la ONU recordó que «las normas de protección internacional de los refugiados deben ser respetadas».
El arzobispo añadió que esta preocupante situación no es exclusiva ni se circunscribe únicamente a Europa sino que se observan «tendencias similares en varios países desarrollados y en desarrollo del mundo».
Para monseñor Tomasi «la comunidad internacional no debe abandonar su compromiso de recibir y proteger a personas perseguidas que huyen porque tienen temores fundados y sus vidas están amenazadas».
Además el observador de la Santa Sede ante la ONU recordó que el creciente fenómeno de los menores no acompañados que solicitan asilo es una llamada de atención «porque nos revela la desesperada situación de algunas familias».
Por esta razón monseñor Tomasi indicó que «corresponde a todos abordar las causas profundas del desplazamiento forzoso», porque «una generosa respuesta humanitaria tiene que ir acompañada de una política igualmente comprometida».