Lo que hoy necesitan los jóvenes es esperanza, afirma el portavoz vaticano

Comentando el mensaje del Papa para la Jornada Mundial de la Juventud 2009

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CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 8 de marzo de 2009 (ZENIT.org).- Lo que hoy necesitan los jóvenes es una «grande speranza» capaz de desenmascarar la idolatría de la carrera, el dinero y el éxito que genera decepción, considera el portavoz de la Santa Sede.

El padre Federico Lombardi S.I., director de la Oficina de Información de la Santa Sede, ha comentado el mensaje de Benedicto XVI con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud, que se celebrará este domingo de ramos, en el editorial del último número de «Octava Dies», semanario del Centro Televisivo Vaticano, que él también dirige.

«Está relacionado, claro está, con la última encíclica del Papa Benedicto XVI –titulada precisamente, ‘Spe salvi’, es decir, salvados por la esperanza–, pero se dirige específicamente a las nuevas generaciones, naturalmente abiertas a los ideales, a los sueños, a los proyectos, que pueden y deben encontrar la manera de traducir la esperanza en señales concretas en el curso de los años venideros».

«La cuestión de la esperanza está en el centro de nuestra vida de seres humanos y de nuestra misión de cristianos, sobre todo en la época contemporánea», dice el Papa, quien estimula el sentido de responsabilidad de los jóvenes: «la juventud es el tiempo en el que maduran las opciones decisivas para el resto de la vida».

Según el padre Lombardi, el papa propone «ir más allá de las esperanzas pequeñas y efímeras para poner el corazón en la ‘gran esperanza’, que da sentido a la existencia, la esperanza que se apoya en Jesucristo y en su Evangelio».

«Sobre esta base sólida se puede aprender a ser pacientes y perseverantes, a desenmascarar la idolatría del dinero, de la carrera y del éxito, a poner las capacidades personales al servicio del bien común, de la verdad, del amor al prójimo».

«La juventud debe ser la edad de la alegría; pero sin esperanza no hay posibilidad para la alegría».

«El cristiano auténtico, en cambio –concluye el editorial– no está jamás triste, aunque deba afrontar pruebas difíciles, porque la presencia y la amistad con Jesús es el secreto de su alegría y de su paz. La Iglesia continúa invitando a la juventud del mundo a mirar hacia adelante».

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ZENIT Staff

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