CIUDAD DEL VATICANO, martes 10 de marzo de 2009 (ZENIT.org).- En esta época de secularización es conveniente, siguiendo el ejemplo del propio Papa Benedicto XVI, recuperar la práctica de la adoración eucarística. Así lo dio a entender hoy el prefecto de la Congregación para el Culto Divino, cardenal Antonio Cañizares, a propósito de la plenaria que su dicasterio celebra esta semana.
En declaraciones a Radio Vaticano, el purpurado explicó que la adoración eucarística será el tema central dela reunión plenaria, que tendrá lugar en la Santa Sede hasta el próximo viernes.
“La liturgia es ante todo adoración -explicó-. La Iglesia es obra de Dios, es acción de Dios, es reconocimiento de lo que Dios hace en favor de los hombres. Y la adoración que expresa la liturgia, sobre todo la Eucaristía, es el reconocimiento de Dios, de que todo viene de Él, de que todo lo que nos pertenece debe encontrarle a Él”.
Precisamente en el actual contexto de secularización, en que “se tiende a olvidar a Dios, a considerarlo poco importante para la vida”, añadió el cardenal Cañizares, es oportuno “reafirmar que lo primero es Dios”.
“Esto es lo que cambiará la vida de los cristianos y de la Iglesia”, añadió. Cuando la Iglesia “olvida que Dios es el centro de todo, se convierte en una institución meramente humana”.
Una práctica secular
Aunque la devoción eucarística ha sido de gran importancia desde los primeros siglos del cristianismo, la adoración fuera de la Misa empieza a configurarse desde el siglo XI, y sobre todo tras la rotunda afirmación de la Presencia Real de Cristo hecha por los Concilios Romanos de 1059 y de 1079.
La adoración eucarística recibió un fuerte impulso entre los siglos XIII y XIV, con el establecimiento de la fiesta del Corpus Christi en todo el mundo cristiano, una devoción que en ocho siglos ha aumentado enormemente, especialmente tras el Concilio de Trento, en España e Italia y en los países latinoamericanos.
A lo largo de la historia han surgido muchas asociaciones dedicadas a la veneración del Santísimo Sacramento. La más extendida actualmente es la Adoración Nocturna, que en su forma actual procede de la asociación fundada por Hermann Cohen en París en 1848.