El Papa lleva a África la doctrina social en plena crisis financiera

Hace un llamamiento a la solidaridad con el continente

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YAUNDÉ, martes, 17 marzo 2009 (ZENIT.org).- En plena crisis financiera, que corre el riesgo de desgajar a África de programas de desarrollo, Benedicto XVI ha explicado este martes a los periodistas que con su viaje pretende promover la doctrina social y, en particular, la solidaridad.

Il Papa respondió a seis preguntas de los periodistas, durante algo más de viente minutos, abordo del Boeing 777 de la compañía Alitalia que le llevó de Roma a Yaundé, para comenzar su undécimo viaje apostólico internacional, el primero al continente africano.

En particular, afrontó el impacto de la crisis económica en los países pobres y la importancia de la ética para el orden económico mundial, argumento que desarrollará en la próxima encíclica, que precisamente a causa de la coyuntura mundial ha sido retrasada.

Se desencadenó la tempestad, explicó, y por tanto se han revisto algunos pasajes a la luz de los nuevos acontecimientos para tratar de ofrecer respuestas más pertinentes a la realidad.

«Espero que la encíclica pueda ser también un elemento, una fuerza para superar esta crisis», confesó.

La causa de la recesión es sobre todo de carácter ético, afirmó, pues «donde falta la ética, la moral, no se dan relaciones correctas», explicó.

Por este motivo, aseguró, durante su viaje a Camerún y Angola hablará de Dios y de los grandes valores de la vida cristiana, ofreciendo sobre este terreno una contribución al análisis y la comprensión de la crisis económica.

El Papa aseguró que hará un llamamiento a la comunidad internacional para que sea solidaria con África.

«La solidaridad y la caridad forman parte de la catolicidad –recordó–. Por tanto, precisamente de los católicos me espero algo más».

En África, consideró, hay nuevos gobiernos, nueva disponibilidad en la lucha contra la corrupción, que es uno de los grandes problemas que hay que derrotar.

El obispo de Roma mostró su satisfacción al poder finalmente visitar este continente, un proyecto que desde el inicio de su pontificado había querido realizar.

«Amo África –confesó–. Tengo muchos amigos africanos desde los tiempos en que era profesor hasta hoy. Amo la alegría de la fe, esta fe gozosa que se encuentra en África».

Ahora bien, reconoció, en África, como en otros sitios, la Iglesia no es «una sociedad perfecta». Por esto promoverá «una purificación en la Iglesia», que no es una purificación de las estructuras, sino del corazón, de la conciencia, pues las estructuras son el resultado de lo que es el corazón.

El Papa habló también del sida y de la perspectiva cristiana del amor y de la sexualidad, así como del compromiso eficaz de tantas instituciones católicas a favor de los enfermos.

«Yo creo que no se puede superar este problema del sida sólo con eslóganes publicitarios», dijo, aclarando que el problema de la solución del sida no es simplemente económico.

«No se puede superar con la distribución de anticonceptivos que, por el contrario, aumentan el problema. La solución sólo puede ser una humanización de la sexualidad, una renovación espiritual y humana», así como la ayuda a la persona que sufre.

A quien le pidió un comentario sobre la imagen de un pontífice «solo», aislado, difundida en estos días por los medios de comunicación tras las polémicas surgidas por el caso del obispo Richard Williamson y el levantamiento de la excomunión a otros tres prelados seguidores de monseñor Marcel Lefebvre, Benedicto XVI respondió sonriendo: «A decir verdad, causa algo de risa el mito de la soledad del Papa. De ningún modo me siento solo. Cada día recibo visitas de los colaboradores más cercanos, comenzando por el secretario de Estado».

«Estoy realmente rodeado de amigos y en estupenda colaboración con los obispos, colaboradores, laicos, y me siento agradecido por esto».

El Papa habló también de las sectas religiosas, fenómeno difundido en África, recordando que el anuncio cristiano es un anuncio sereno, pues propone un Dios cercano al ser humano y crea una gran red de solidaridad.

De hecho, constató, las mismas religiones tradicionales se están abriendo al mensaje evangélico, pues comienzan a ver que el Dios de los católicos no es un Dios lejano.

El Papa confirmó su confianza en el diálogo interreligioso y hablando de las relaciones con los musulmanes, aseguró que está creciendo el respeto recíproco en la común responsabilidad ética.

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ZENIT Staff

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