BOGOTÁ, martes, 17 marzo 2009 (ZENIT.org).- La Conferencia Episcopal de Colombia rechazó este martes con dolor el asesinato de los religiosos redentoristas Gabriel Fernando Montoya Tamayo (40 años) y Jesús Ariel Jiménez (45 años), ocurrido la noche del 16 de marzo en el municipio de La Primavera (Vichada).
Los sacerdotes fueron asesinados por un desconocido en un internado indígena del departamento selvático colombiano.
El padre Montoya llevaba poco más de siete años como director del internado y estaba en las gestiones del traspaso al padre Jiménez, que había llegado a La Pascua como nuevo responsable.
El crimen fue denunciado a las autoridades en Puerto Carreño, la capital del Vichada, por el sacerdote Francisco Ceballos, provincial de la Congregación del Santísimo Redentor en esa ciudad selvática, a más de 500 kilómetros de Bogotá y fronteriza con Venezuela.
Los redentoristas dirigen el Internado de La Pascua desde hace diez años, cuando lo recibieron de sus fundadores, los Misioneros Montfortianos. En el establecimiento estudian 120 indígenas de varios pueblos aborígenes de las selvas del este colombiano.
El episcopado, en una nota, firmada por monseñor Rubén Salazar Gómez, arzobispo de Barranquilla, presidente de la Conferencia Episcopal «expresa su sentimiento de solidaridad al reverendo padre Francisco Antonio Ceballos Escobar, pro-vicario apostólico de Puerto Carreño, a los familiares de las víctimas, a los misioneros redentoristas y a las comunidades a cuyo servicio estaban los dos religiosos».
«Al condenar estos crímenes que una vez más conmueven a la Iglesia católica y a todo el país, confía en que se establezcan pronto los móviles y autores de este hecho violento y sacrílego, que atenta contra los anhelos de reconciliación y de paz que la Iglesia viene predicando».
«Exhortamos a todos a orar por los dos sacerdotes asesinados y a pedir que el Señor, Príncipe de la Paz, toque el corazón de quienes siembran muerte en Colombia», concluye el comunicado.