COLOMBO, martes 31 de marzo de 2009 (ZENIT.org).- A pesar del aumento de la violencia en Sri Lanka, el arzobispo de Colombo afirma que la paz aún es posible. Monseñor Oswald Gomis hizo esta afirmación en una entrevista concedida a Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN), hecha pública ayer, ante la actual escalada del conflicto que enfrenta desde hace décadas al Gobierno con el frente tamil.
Monseñor Gomis afirma que la Iglesia, que mantiene buenas relaciones con todo el mundo, está bien situada para “ayudar a superar las divisiones exarcerbadas por la guerra civil entre el Gobierno de Colombo y el Frente de Liberación de los Tigres Tamil, que comenzó en 1983”.
En una nueva ofensiva gubernamental el pasado domingo, fuerzas terrestres y navales obligaron al grupo rebelde, los Tigres Tamil, a replegarse en Mullaitivu, una zona remota del nordeste de Sri Lanka, en un territorio de 8,4 millas cuadradas. Esta zona incluye una franja de seguridad en la que cientos de miles de personas están refugiadas, lo que ha causado preocupación en lo relativo a su seguridad y a la atención de sus necesidades básicas.
El arzobispo de Colombo subraya la necesidad de “diálogo y armonía”, y que termine el conflicto entre los pueblos tamil y cingalés. “Nadie quiere que este conflicto continúe -añadió-. Entre la mayoría de la gente corriente existe buena voluntad, y cuando hay falta de buena voluntad tenemos que construirla”.
Compromiso
El prelado mostró su creencia de que es posible una solución que tenga en cuenta a las dos partes en conflicto. Afirmó: “No creo que el Gobierno quiera oír hablar de un alto el fuego en este momento. Pero tenemos que encontrar una solución política. Tenemos que hacer que la gente se de cuenta de que la guerra no es la respuesta”.
“Tenemos que asegurar que los pueblos que forman parte de Sri Lanka puedan vivir juntos en armonía. Por ello, debemos asegurarles su derecho fundamental a la igualdad y la justicia”.
El arzobispo de Colombo subraya el papel que la Iglesia puede desempeñar en lareconstrucción de la comunidad, afirmando que “existe una gran necesidad de promover la reconciliación, necesitan ser curados muchos traumas”.
“La comunidad cristiana tiene una fuerte obligación particular en este área -tenemos personas tanto cingalesas como tamiles en nuestro rebaño”, añade. “Tenemos que asegurar que estamos desempeñando nuestro papel uniendo a ambas comunidades”.
A primeros de febrero, monseñor Thomas Savundaranayagam, obispo de Jaffna, organizó un ayuno entre sus fieles para llamar la atención sobre la situación de las cerca de 200.000 personas atrapadas en el área de guerra. Gracias a la asistencia de AIN, el prelado había conseguido entrar secretamente en la zona para entregar ayuda a los afectados.