ROMA, martes 28 agosto 2012 (ZENIT.org).- El gótico flamígero de la catedral de Chartres brilla de nuevo: el semanario francés Paris Match, en su último número dedica un dossier al más grande trabajo de restauración en Francia, una obra de proporciones enormes "financiado con más de quince millones de euros, que valen la pena", escribe Frédérique Féron en su artículo. La noticia ha sido recogida por el diario vaticano L'Osservatore Romano, en su edición del 27-28 de agosto.
"Una gigantesca estructura metálica, la define el capataz Pierre Salanon--, compuesta de veinte mil piezas, es la que ha permitido llegar con los andamios hasta los 33 metros de altura del coro" y a los restauradores cuidar de las ventanas y paredes "ennegrecidas y agrietadas como la piel de un viejo paquidermo".
Bajo una capa de una pulgada de tierra, ha resurgido la decoración original del siglo XIII "pintada por artesanos medievales en ocre pálido y blanco, sobre el fondo gris de la piedra, y conservada intacta en el ochenta por ciento de la superficie pintada". Lo explica así el arquitecto Patrice Cavel: "los colores claros debían contribuir a desmaterializar los muros de la catedral, iluminándola con una luz divina".
Pero la piedra nunca había dejado tanto espacio al vidrio, afirma Féron, tratando de sintetizar todo el encanto de la fuente de colores que se vierte en el visitante, a través de los 2.500 metros cuadrados de imágenes transparentes que cubren las 173 ventanas.
Los visitantes apenas notan la placa conmemorativa que recuerda la primera peregrinación de Charles Péguy a esa ciudad y, sin embargo es del poeta francés la descripción más bella de este palacio de luz: "He aquí el lugar del mundo donde todo se vuelve fácil", escribe en la primera de sus Prières dans la Cathédrale, titulada Prière de résidence ("Oración de residencia").
(Trad.: JAVV)