El papa Francisco ha escrito un mensaje al cardenal Lorenzo Baldisseri, secretario general del Sínodo de los Obispos, con motivo de la elevación al orden episcopal de monseñor Fabio Fabene, subsecretario de ese organismo.
En su escrito, difundido hoy por la Oficina de Prensa de la Santa Sede, el Pontífice señala que “transcurridos casi cincuenta años de la institución del Sínodo de los Obispos (…) y consciente de que para el ejercicio del ministerio petrino es necesario, absolutamente, reavivar todavía mas el estrecho lazo con todos los pastores de la Iglesia, quiero valorizar esta preciosa herencia conciliar. A ese propósito, es indudable que el Obispo de Roma necesite la presencia de sus hermanos obispos, su consejo, su prudencia y su experiencia. (…) Por eso doy las gracias a todos los que con un trabajo generoso, asiduo y competente han garantizado, en todos estos años, que la institución sinodal contribuyera al diálogo imprescindible entre Pedro y sus hermanos. (…) Y ahora para poner más de manifiesto el apreciado servicio que este organismo desempeña en favor de la colegialidad episcopal con el Obispo de Roma, he decidido conferir al Subsecretario el carácter episcopal”.
“De ese modo -explica el Santo Padre- el Subsecretario, que ya colabora con Su Eminencia por cuanto respecta al desarrollo de la actividad sinodal, en virtud del Orden episcopal reflejará esa comunión afectiva y efectiva que constituye el objetivo principal del Sínodo de los Obispos.
“También a la hora de coordinar el trabajo interno de la Secretaría General, el Subsecretario estará llamado a expresar la realidad fecunda y fructuosa que brota de la participación en el ‘munus’ episcopal, fuente de santificación para los que lo rodean y fundamento de la comunión jerárquica con el Obispo de Roma, cabeza del Colegio episcopal y con los miembros del mismo Colegio”, indica el Papa.
El Sínodo de los Obispos es una institución permanente, creada por Pablo VI, el 15 de septiembre de 1965, en respuesta a los deseos de los padres del Concilio Vaticano II para mantener vivo el espíritu de colegialidadnacido de la experiencia conciliar.
La principal característica del Sínodo de los Obispos es el servicio a la comunión y a la colegialidad de todos los obispos con el Santo Padre. No es un organismo particular con limitada competencia como las Congregaciones y los Consejos de la Curia Romana. Tiene amplia competencia para tratar cualquier tema de acuerdo con el procedimiento establecido por el Pontífice en la carta de convocación.
El Sínodo de los Obispos con su Secretaría General permanente no forma parte de la Curia Romana y no depende de ella; sino que está directa y exclusivamente bajo la autoridad del Papa, al cual permanece unido en el gobierno universal de la Iglesia.
Aún cuando el Sínodo de los Obispos es una institución de carácter permanente, sus funciones y su concreta colaboración no tienen tal carácter. En otras palabras, el Sínodo de los Obispos se reúne y actúa solo cuando el Santo Padre considera necesario y oportuno consultar al episcopado, el cual durante un encuentro sinodal expresa su opinión “sobre argumentos de gran importancia y gravedad”.
La finalidad de cada asamblea sinodal es vivir una experiencia de colegialidad entre el episcopado y el Pontífice. A través de la aceptación del Papa de las sugerencias o conclusiones de una determinada asamblea, el episcopado ejerce una actividad colegial que se aproxima pero que no coincide con aquella manifestada en un concilio ecuménico.