“Combatir el tráfico de seres humanos: colaboración entre Iglesia y fuerzas del orden” es el título de esta segunda cumbre sobre el tema que se está realizando en el Vaticano, siguiendo el modelo propuesto por la Iglesia católica en Londres. Dos días de reuniones en la Casina Pio IV de la Pontificia Academia de las Ciencias, que reunió a jefes de policía de 22 países y de responsables de la Interpol o la Europol.
Un tráfico el de seres humanos, que es el más lucrativo después del de la droga y que ha sido denunciado varias veces por el papa Francisco, que este jueves recibirá en audiencia a los participantes del congreso.
ZENIT estuvo allí, era evidente el clima de confianza y de satisfacción que se percibía por esta iniciativa, y pudo habló con algunos de los participantes, cuyas opiniones presentamos a nuestros lectores.
El comisario jefe en España de la Unidad Central de Redes de Inmigración Ilegal y Falsedades Documentales (UCRIF), José María Moreno le indicó a ZENIT que su país “es fundamentalmente un país de destino de varios flujos migratorios, principalmente de oriente, África y Sudamérica”.
El dirigente de la policía española consideró que “la Iglesia en España está trabajando muchísimo de una forma callada, que no se la ve pero se la siente. O sea que nuestra relación es con Ongs. Por ejemplo las adoratrices que trabajan con algunas Ong como Proyecto Esperanza o Apram y dan la cara para valorar la situación de una persona o de una víctima. Y el trabajo más duro, como el de reintegración lo a hace la Iglesia, sin lugar a dudas”.
Interrogado sobre los inmigrantes que acaban siendo víctimas, precisó que España tiene una reglamentación nueva, con el 59 bis para dar la posibilidad a la víctima un período de reflexión para la colaboración, con lo que pasa a tener la posibilidad incluso de un permiso de residencia».
El comisario general, jefe de la Policía Federal Argentina, Román A. Di Santo, indicó que “en muchas de las cosas que se han hablado aquí, mi país tiene participación como la colaboración con la Interpol, en un trabajo muy eficiente y coordinado. Sobre todo con la base datos que tenemos colaboramos para acabar con este terrible flagelo”.
Desde Argentina hacia Europa no existe tráfico, aunque reconoció que existe con otros países limítrofes y no, naciones lejanas, como las asiáticas por ejemplo. “A muchas personas se las pudo recuperar y devolver lo más importante que tiene el ser humano que es su identidad y dignidad” aseveró. “Lo más doloroso es cuando se trata de niños. Vengo de Lión de una reunión de jefes de Interpol y hemos visto que hay muchos lugares del mundo en donde se los utiliza como esclavos. Es doloroso no solamente en cuanto funcionario de policía, pero en cuanto católico”.
Consideró que La Iglesia puede ayudar muchísimo. Y es necesario la participación de la autoridad política que ya está comprometida; de la pastoral, sea el sacerdote que el católico, y bien alineada a la policía, gendarmería, prefectura, o a quien corresponda”.
El dirigente de la policía federal de Brasil, Disney Rossetti, indicó sobre la iniciativa: “Lo que más me impresionó y me dio una gran satisfacción es ver a la Iglesia católica y con el la autoridad del Papa, poner en agenda eltráfico de personas, de seres humanos. Es una cuestión tremendamente seria, un mal actual, en particular para nosotros brasileños como país esencialmente católico da una fuerza muy grande no solamente al trabajo de la policía pero a todos los actores envueltos y esto creo que es de una gran importancia».
Reconoció que “infelizmente tenemos el llamado tráfico interno de personas para trabajo y explotación sexual, pero también tráfico hacia Europa para explotación sexual”. Y consideró positivo el “trabajo conjunto con varios países de Europa”. El jefe policial indicó que “la colaboración con las otras policías funciona y ha funcionado, hemos tenido éxito en diversas operaciones realizadas”. Y concluyó el tráfico de seres humanos “es un asunto que va más allá de la mera colaboración policial y quizás aquí esta es la importancia de tener un mayor apoyo de la Iglesia Católica”.
El cardenal arzobispo de Westminster, Vincent Gerhard Nichols, explicó a ZENIT como se lleva a cabo esta colaboración práctica con las fuerzas de seguridad en Inglaterra. Al respecto, puso el ejemplo de Londres donde “durante los últimos años la Iglesia Católica -gracias a algunas religiosas- ha establecido relaciones con la policía metropolitana para trabajar en la lucha contra la esclavitud y el tráfico humano”.
Para el purpurado británico, la principal aportación de la Iglesia en este trabajo de cooperación “consiste en la capacidad de generar confianza en las víctimas del tráfico humano, que se sienten apoyadas”. “Reciben ayuda de diferentes formas: hablándoles de la esclavitud, en el proceso de rescate por parte de la policía, durante los interrogatorios, en su proceso de rehabilitación en Inglaterra o ayudándoles a regresar a sus países de origen”, añadió.
Preguntado por las causas del éxito de esta iniciativa conjunta con la Academia, el cardenal Nichols destacó que, en primer lugar, “se debe a la posibilidad de intercambiar información y conocimiento, y también de construir alianzas, unos aspectos que son muy importantes”. Por otra parte, consideró que “el hecho de estar en la Santa Sede otorga un grado mayor de autoridad moral al trabajo sobre la esclavitud”. “Esta sería la segunda razón”, concluyó.